El otoño se había presentado por sorpresa una noche de lunes en la madrileña localidad de Rivas. La lluvia torrencial había empezado a colarse a través de la ventana abierta de la buhardilla, que servía de improvisado estudio, encharcando el oscuro suelo de parqué flotante de la habitación. Alertado por el ruido, Pablo Iglesias apareció corriendo descalzo por el cuarto, taza humeante y libro en mano, los cuales dejó en su escritorio rápidamente para cerrar la ventana.-Me cago en mi puta sangre... - gruñó-.
Se había mojado los pies y le y tocaría fregar el charco y el rastro de huellas que había dejado por todas partes de la habitación. Abandonó el cuarto murmurando improperios, al fin y al cabo nada de esto hubiera sucedido si no hubiera decidido esta mañana ventilar el estudio, pues siempre terminada oliendo a tabaco y se enrarecía el ambiente tras horas de trabajo. Volvió minutos más tarde con cubo y mocho, se soltó la coleta y volvió a atársela, esta vez algo más alta de lo normal, ya que la humedad del día le había encrespado el pelo resultaba indomable, y se puso a fregar el estropicio.
Una vez terminó se puso cómodo en su sillón orejudo, recogido, sujetando cerca el pecho la taza de chocolate caliente mientras con la otra sujetaba el libro abierto. El secretario general de Podemos se sentía recompensado y se dispuso a disfrutar de su afición favorita, la lectura, en el mejor contexto posible: el aroma del chocolate caliente era reconfortante y el ruido blanco de la lluvia torrencial y los suaves truenos intensificaron el ambiente de la sala sumiendo a Iglesias en el mejor de los humores; así permaneció durante minutos, horas, perdido en tierras de tinta y papel, cambiando de postura de vez en cuando, siendo cada posición en el sillón progresivamente más ortopédica y absurda que la anterior, sólo el dolor de su maltrecha espalda le sacó de su frenesí y le obligó a levantarse a estirar piernas y lomo, justo cuando estaba a pocas páginas de terminar de devorar su última adquisición literaria.
Acabó su chocolate dando el último sorbo a la taza y miró la hora en el reloj del escritorio de su ordenador de sobremesa: era bien entrada la madrugada. Una vez más había perdido la noción de tiempo y lo iba a pagar con la correspondiente privación de Sueño, por fortuna no tenía ningún compromiso mañana por la mañana y podía vaguear en la cama tranquilamente. Apenas había hecho el ademán de recoger el escritorio para acostarse cuando un sonido lejano, estridente, lo puso en alerta.
*Riiiing*
El timbre del portal. Pablo se sacó el teléfono móvil del bolsillo y deslizó el pulgar en la satinada pantalla para comprobar las notificaciones, no habían pantalla ninguna que fuera alarmante como para preocuparse. Confuso y extrañado, se levantó y bajó al recibidor sorprendido de recibir visitas a tales horas de la noche, pues su pareja le había advertido de antemano que llegaría muy tarde, tras su intervención en la televisión, y no esperaba la llegada de ningún invitado.
A decir verdad, Pablo se había puesto de andar por casa y lucía un aspecto lamentable vistiendo su camiseta vieja favorita, desteñida por la lejía y agujereada- que parecía más un trapo que una prenda de vestir, pero el afecto que le tenía a ese trozo de tela superaba lo cuerdo y se negaba a desprenderse de ella por mucho que su entorno le insistiera- acompañada de unos pantalones cortos deportivos, todo ello con la previsión de estar cómodo y dedicarse a la lectura durante en la intimidad de su cuarto.Pablo abrió la puerta cerrada con llave con celeridad, ni se molestó a echar un ojo por la mirilla, con un poco de suerte se trataría de algún rostro familiar de confianza o alguien de Podemos con motivos suficientemente importantes como para personarse en su casa a esas horas, de lo contrario, fuera quien fuera, iba a ser atendido al modo vallecano.
Desgraciadamente y para su sorpresa, no fue nadie así, y tampoco fue capaz de dar rienda suelta a su furia de barrio: Ante él se erguía una silueta cuyo rostro compungido y cubierto de viejas cicatrices de acné juvenil no significaban nada comparadas con las que se hallaban en su espíritu. Aquel hombre le miraba como aquellos que han visto el fin de los días y regresaban para advertir a los mortales.
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Mi Primer Fic Chispas es #Peblo
FanfictionOneshot fix it para Pdr, que merece algo de paz mimos tras la caída de Ferraz. #Peblo merece algo calmado, sutil, poner un poco de orden entre ellos dos. *Dhae tiene political thoughts.* *No smut*