Capítulo 17

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Jack pasó toda la mañana acostado en la cama. El jarabe y el ibuprofeno le ayudaron realmente, pero no del todo. Mark se pasó por su cuarto varias veces para hacerle compañía y mimos, como a un niño pequeño siendo cuidado para que así pudiera salir fuera a jugar a la guerra de bolas de nieve con sus amigos.

Pero se encontraban en Los Ángeles, y ahí no nevaba.

Posando sus labios sobre la frente del irlandés, comprobó si la fiebre había bajado.

—Creo que un termómetro hubiera sido más útil, ¿no crees? —comentó burlonamente el enfermo, escondiendo el hecho de que amaba que fuera así con él.

—Oh, cállate. Agradece que me paso por aquí y aunque sea te dejo agua —respondió desafiante, pasando una mano por su mejilla—. La fiebre bajo un poco, pero sigue vigente.

—Podré disfrutar un poco el tiempo entre amigos aunque sea —destapándose hasta la mitad del cuerpo, se sentó apoyando su parte trasera contra el respaldar, colocando la mano de su amado por debajo de las suyas.

—Lo pasaremos bien, sin dudas —sonrió el de pelo rojo.

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El timbre retumbó en la casa, avisándoles a los que se encontraban dentro que la visita finalmente había llegado.

— ¡Ya voy! —avisó Mark, alzando la voz—. Jack, ve levantándote. Ya están aquí.

—Como no saber que ya llegaron con aquel ruidoso timbre —contestó desde la habitación, colocándose ropa decente con toda la rapidez del mundo.

Sin darle tiempo, el dueño de casa abrió la puerta.

— ¡Bob, Wade! —saludó a sus dos viejos amigos unas palmadas en la espalda—. Pasen, pasen.

Se escuchaban bajos murmullos furiosos en el ambiente, provenientes de Jack intentando ponerse los pantalones.

— ¿Y eso? —preguntó Wade.

—Ah, es Jack —respondió Mark.

— ¿Por qué está insultando? —prosiguió Bob.

—Seguramente intentándose poner la ropa interior.

Se oyó un golpe seco, seguido de un sonoro grito.

¡CAC! —insultó el de pelo verde en su idioma natal al caer en consecuencia de enredarse con la prenda.

Podía no recordar muchas palabras, pero los insultos los tenía grabados a fuego en su cerebro.

— ¿Jack? ¿Estás bien? —preguntaron los tres al unisonó.

—S-Si. Ya voy.

Pasaron solo unos segundos para que el muchachito apareciera. El dolor de la caída fue automáticamente tapado por la felicidad de ver una vez más a sus amigos.

Wade y Bob lo abrazaron. Mark se quedó fuera del agarre, pero fue atraído por la mano de Jack tomando de sorpresa su camiseta, tal y como había sucedido anteriormente en uno de sus paneles de Markiplier & Friends.

—Vaya, parece que las cosas no han cambiado mucho después de todo —comentó Bob una vez que los cuatro se separaron.

El irlandés y el hawaiano se miraron. El segundo sabía bien que sus dos queridos amigos estaban al tanto de todo lo sucedido recientemente.

—Actualmente... Sí. Las cosas han cambiado bastante —comenzó a decir Mark, poniéndose al lado del de cabello verde, que lo miraba con cierta inseguridad—. Seguro ya vieron las fotos, ¿verdad?

Los dos hombres no contestaron, pero afirmaron con la cabeza la suposición.

—Bueno. Jack y yo, actualmente... Estamos juntos.

—Juntos en... ¿Ese sentido? —cuestionó Wade.

—No puedes ser tan lento —reprochó Bob, un tanto chistoso—. Chicos, estoy muy, muy feliz por ustedes —su sonrisa era sincera. Prosiguió a rodear, una vez más, a ambos con sus grandes brazos, dándoles un abrazo de oso.

— ¡Yo también! —se unió Wade.

Mark agradecía tener a gente tan buena a su lado; todo lo contrario a lo que era él.

Consecuencias de la estúpida apuesta.
 

[Notas]

no muchos saben de mi vida acá, pero me gustaría compartirles algo.
Hoy, 29/9/2016, falleció un profesor que significó mucho para mi, y para todos. Es raro mencionarlo en un fic, lo sé, pero es algo que me pegó de golpe y tengo que decirlo. Fue uno de los mejores, por no decir el mejor. Lo tuve muchos años en la primaria, y recién este volví  a ser su alumna en teatro. Extrañamente, me recordaba como la "nena morochita que siempre tenía buenas calificaciones".
Pensar que la gente se va de una semana a la otra es duro, saben? Y pensar que logró recordarme, y que pase tantos meses cada viernes divirtiéndome con mis amigos en el taller... Simplemente, duele.
Espero que su nombre sea recordado. Gracias por todo, Guillermo.

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