47: Malos espíritus

192 13 0
                                    

Oh por Dios, si no dejaba de reír explotaría. Las mejillas me dolían a morir, el estómago se me contraía y los ojos me ardían de tantas lágrimas derramadas.

-Si no paras, juro que te golpearé.- pronunció Riley entre risas, secando sus lágrimas.

-Al parecer los días festivos te ponen más estúpido de lo normal.- comentó Aaron.

-¡Oigan!- se quejó Ethan- Estoy hablando en serio, no se rían.- se cruzó de brazos, serio.

-Hermano, gracias por hacer de mi cumpleaños un manojo de risas.- negó sonriente Wyatt.

-Pero, yo...

-No puedes hablar en serio, Ethan.- habló Sky tras un largo suspiro que calmó sus risas.

-Todos los días me pasa eso, y créanme, no es gracioso. Yo sólo intento...

-Cállate, Ethan.- lo cortó Connor, intentando dejar de reír- Que ya me duele el estómago.

Mi amigo bufó frustrado.- Cáguense. Ya no se puede contar nada.

Hacía unos largos minutos que ninguno podía dejar de reír ante las declaraciones de Ethan. Es que, era imposible no hacerlo. Sabía que él hablaba en serio, que eso le ocurría constantemente, pero simplemente era gracioso que tal cosa le ocurriera y encima reiteradas veces. Que todo fuera verdad era lo que lo hacía aún más gracioso.

Según él, todos los miércoles cuando volvía del colegio, - y no había nadie en su casa- él oía voces cómo si susurraran justo detrás de él. Nos contó con puro lujo de detalle cómo había descubierto que una pareja de enamorados habían muerto, misteriosamente, años atrás en el departamento de abajo de él. Y ahora creía que aquellas voces eran de ellos, de sus espíritus que aún seguían rondando el edificio.

Pero no era eso por lo que todos nos reíamos. Sino que era por lo que él hacía para alejar a esos "malos espíritus", como él los llamaba.

Cito textual: "Entonces, todos los miércoles tras cerrar la puerta de mi casa, tomo los sahumerios en la mesita que esta justo al lado de la puerta. Enciendo entre 10 y 15 y los voy posicionando en todo lugar por el cual yo pueda pasar ese día. El living, la cocina, mi habitación, hasta el baño, lo cual no fue muy buena idea un mes atrás, cuando tenía que hacer de lo segundo y casi me perforo el trasero. En fin, luego de poner todo aquello, tomo el collar de cebollas que le pedí prestado a mi prima de 7 años- la cual lo hizo para un proyecto de arte- y lo coloco en mi cuello. Todo el día con esa cosa con olor a mierda colgada, pero todo sea por alejarlos. También doy vuelta todas las fotos de mis padres juntos, porque ya saben, están enamorados y vivos, y quizá ellos envidien eso, y para evitar que los maten, prefiero hacer ello. Por último, tomo el rosario que mi abuela me regaló años atrás y lo enrosco en mi muñeca, transformándolo en una especie de pulsera."

Tras aquella gran declaración, todos ya nos encontrábamos riendo cual focas, y mi mente no dejaba de imaginármelo haciendo cada uno de sus "pasos". Pero la real gracia vino cuando Liv le preguntó si le funcionó alguna vez, y él respondió con un simple "claro que no". Todos confundidos, comenzamos a cuestionarle por qué continuaba haciendo ello y él simplemente respondió: "Tengo nueva vecina y es algo dark, con mezcla de gótica, bruja y rara. Pero es sexy, muy sexy. Un día salí corriendo de la casa ya que oí un ruido extraño y me la crucé, y me dijo que le gustaba mi collar y el olor a sahumerio que provenía de mí. Simplemente no puedo dejar de hacerlo hasta acostarme con ella."

Mi amigo estaba loco, ¿qué les podía decir?

-Pero... Sabías que la cebolla es para los vampiros, ¿verdad?- cuestionó Vic.

MY FUCKIN' CLASSMATE (1° y 2° Temporada) ✔️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora