Cuando recibieron la llamada por radio, los agentes Iván y Mario sabían que si no apresuraban el paso, podían ser testigos de una escena digna de libro de terror. La sirena sonaba a todo volumen y al velocímetro le quedaba corto el lejano 100.
Después de evadir hábilmente el tráfico y dificultades, llegaron al lugar topándose con el silencio que presagiaba la catástrofe. - Llegamos tarde Iván, no corrimos lo suficiente. Iván no pudo responder y se limitó a tapar su boca y nariz con el viejo pañuelo que su esposa cuidadosamente doblaba a diario.Se prestaba a tapar el cadáver y cumplir con el protocolo, cuando notó a unos metros una nota manchada de sangre. -¿Que dice? Preguntó Mario Después de un minuto, Iván decidió romper el silencio leyendo a su compañero el texto de aquella nota: "Murió, por venderse a cualquier precio y sin medida. Por ignorante y porque su vida causaba más daño del que tan siquiera podía notar. Su dignidad valía nada, y supusimos que su vida tampoco, por eso decidimos ponerle fin a su tortuosa existencia. Quizá en la otra vida pueda enmendar errores, pero de esta se va sabiendo que los que cometió, se pagan caro."
En silencio cruzaron miradas, y fue Mario quien por fin se atrevió a dar el siguiente paso. Se acercó al cuerpo y tomó su billetera buscando algo que les diera esperanza de reconocer el cuerpo. La búsqueda obtuvo su recompensa, y examinó lentamente el documento que le daba nombre a aquel cuerpo inerte. -¿Cómo se llama? insistió Iván. Precedido de un fuerte suspiro y después de unos segundos respondió, DEMOCRACIA.