CAPITULO 19

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— ¡Vaya! Sabía que no nos decepcionarías, Lee.

— Papá, basta.

Ya habían pasado unas cuantas semanas, así que era tiempo de reanudar el compromiso oficialmente por eso, estaba de nuevo aquí, en la oficina presidencial de la empresa Anh.

Fue una horrible y espantosa hora dentro de aquella oficina, donde se llegó al acuerdo de que las empresas no se fusionarían a pesar del matrimonio pero que a cambio de esto, se haría una fiesta para anunciar el compromiso donde invitaríamos a algunos socios y dueños de empresas con gran prestigio para ofrecerles firmar contrato con Anh. Cuando terminamos, In Na salió muy ofendida de aquel lugar y cuando entramos al elevador se mantuvo alejada de mí, no volteo a verme por más que le hable. Llegamos al primer piso y ella salió rápidamente; sólo pude alcanzarla antes de llegar a la salida, le abracé de la cintura y apoyé mi rostro en su hombro mientras ella se mantenía de espaldas a mí.

— Hey, ¿Qué sucede? — pregunté y ella pareció sollozar.

— Estoy harta de que papá me trate como un objeto que puede negociar — sollozó nuevamente.

— Tranquila — la abracé más fuerte y pensé unos minutos en lo que diría más adelante. — Cuando estemos casados, me aseguraré de que tu padre nunca más te trate de esa manera.

In Na se dio la vuelta, la envolví en mis brazos y besé sus mejillas. Para cuando levanté la mirada, pude ver en la puerta a  aquella chica con la que Daniel estaba la vez anterior, ella al parecer tecleaba en su celular y unos segundos después levantó su vista y me observó por un escaso tiempo. Desvío su mirada a quien sea que venía detrás de mí, y levantó su mano derecha para agitarla en el aire. Sentí un escalofrío correr por todo mi cuerpo, cuando una persona pasó a un lado de mí, casi rozando su hombro con el mío. Me miró de reojo y yo contuve la respiración, era Daniel con aquel traje que se le ceñía al cuerpo y con aquel sensual caminar que me volvía loco. Le vi llegar hasta la chica que lo esperaba afuera, le abrazó y besó su frente.

— Deberíamos irnos — dije, me separé de In Na y tomé su mano. — Vayamos a comer y luego al departamento.

...

Daniel se movía sobre mí, manteniendo un ritmo lento y sensual; yo sujetaba sus caderas y de vez en vez levantaba la pelvis para hacer las estocadas más certeras. Los gemidos de Niel, golpeaban las paredes y por su pecho níveo corrían ligeras gotas de sudor que, al final, caían sobre mi abdomen.

— Daniel... Daniel... — llamé un par de veces pero de sus labios sólo salían hermosos gemidos de placer — Te amo.

Entre sus gemidos y su respiración agitada pude apreciar una risa, que logró golpear mis sentimientos. Bajó su mirada hasta mis ojos y sonrío un poco.

— Mierda, Byung Hun. — dijo sin dejar mover su trasero sobre mi miembro — ¿Cuándo entenderás que sólo eres un juego para mí?

Solté sus caderas y dejé de respirar, mi corazón golpeaba fuertemente mi pecho y mis ojos comenzaban a humedecerse. Daniel volvió a reír, y esta vez, su risa fue aumentando hasta que me hundió en un abismo oscuro y depresivo.

...

Desperté con la respiración agitada y sequé mis mejillas, pues posiblemente había llorado mientras dormía. Intenté acomodarme en la cama, pero un cuerpo a mi lado me lo impedía. Giré mi rostro hasta ver a In Na sobre mi pecho, me abrazaba muy fuerte con su cuerpo desnudo y su respiración era tranquila y pausada. Respiré profundo y miré hacia el techo, el sueño se había ido dejando un terrible sentimiento de depresión o algo así.
Demonios, de nuevo había tenido ese tipo de sueño que venía atormentándome desde que Niel me abandonó. Siempre era lo mismo; él entre mis brazos, entregándose a mí como tantas veces lo hizo, aquellas dos palabras que se atoraban en mi garganta dejándome sin respirar y cuando lograba liberarlas, Daniel se burlaba de mí y de nuevo se sentía ese fuego quemando mi piel y mis sentimientos, hasta que la imagen de él se desvanecía. Esperaba que esto acabará pronto, quería olvidarlo; quería darle el futuro que se merecía a In Na, no está mierda de cariño, que si bien sabía que podría aumentar y quizás llegar a ser un amor sincero, se reducía a un costal de culpabilidad cuando en vez de su rostro, cuerpo y voz, en lo que pensaba era en Daniel volviéndome a amar.

A la mañana siguiente, nos preparamos para salir a comprar el vestido que usaría In Na en la fiesta de compromiso. Salimos sin desayunar, pues nuestro plan era comer en algún Starbucks dentro del centro comercial.
La fiesta de compromiso sería en una semana; el señor Anh, no quería retrasar más la boda, sólo tres meses y estaría casado con la hermana del amor de mi vida. Como debió ser desde un principio ¿no? por qué claro, si nunca me hubiese enredado con Daniel no tendría porque retrasar tanto la boda y ya estuviera en nuestra luna de miel, sin ningún corazón roto ni ninguna traición.

— Piensas demasiado — escuché decir a In Na. — Es mejor que nos apresuremos y compremos el vestido hoy mismo.

Y así fue, terminamos de comer. Caminamos un rato de tienda en tienda, donde In Na con emoción se probaba una gran cantidad de vestidos de marca reconocida pero salía con el rostro desilusionado cuando ninguno le convencía. Después de un par de horas, nos detuvimos en otra de las tiendas del centro comercial, era de un importante diseñador y por lo que alcanzaba a notar desde el lujoso sillón donde estaba sentado, era que el vestido podría costar lo mismo que un automóvil del año. Sin exagerar.

Basta, Oppa. — escuché una dulce risa a unos metros de mí, quizás en el probador de alado. — ¿Crees que deba llevar este?

No lo creo — le contestaron. Aquella voz, aquella maldita voz que me torturaba cada noche dé insomnio. — Es muy provocador.

¿Acaso te estoy provocando con él? — aquella chica se rió. — uh, Daniel; ¿así de tanto te gusta mi cuerpo?

Tragué saliva; a pesar de que los probadores prácticamente eran como pequeñas recámaras, las paredes eran delgadas y podía escuchar con claridad todo aquello, sus susurros y sus risas que golpeaban mi cuerpo y hacían temblar mis piernas.

— Hey — vi una femenina mano moverse delante de mí. — Te estaba hablando, Byung Hun.

— ¿Qué sucede? — pregunté mientras pellizcaba el puente de mi nariz y cerraba los ojos.

— Te estaba preguntando, sobre que tan bien me quedaba este vestido. Es el que más me ha convencido.

Decidí ignorar el dolor que sentía y miré a la mujer con la que compartiría el resto de mi vida; llevaba puesto un vestido de color azul marino con un escote muy pronunciado en la espalda pero con un largo perfecto para no verse vulgar. Me levanté del sillón y me acerqué a ella mientras se veía a un espejo grande.

— Si me recojo el cabello, y uso aretes largos de plata. ¿Se vería bien? ¿Qué opinas?

— Te verías perfecta — hablé sobre la piel de su cuello mientras sujetaba su cadera y la arrastraba hacia atrás para pegarla a mi cuerpo. — Paguemos éste y vayamos al departamento.

La vi sonreír al espejo y se alejó para entrar a aquel cubículo. Salió unos minutos después y nos dirigimos a caja para pagar; justo cuando estábamos por llegar, Daniel y aquella chica salían de la tienda entre risas y pequeños golpes juguetones.

— realmente... Parecen enamorados — susurró In Na, quizás para sí misma.

No dije nada y me limité a pagar cuando fue nuestro turno. Si ellos parecían enamorados, era por qué lo estaban y dolía darme cuenta de eso, porque yo nunca podría volver a estar así con Daniel; porque sólo fui su maldito juego.

🎈
Cha, cha, cha, Chan.
¿Qué tal? ¿Qué esperan que suceda? Hagan sus predicciones
🔮

Bien, el siguiente capítulo es el final, dependiendo la cantidad de palabras veré si dividir en dos partes, quién sabe :v
Bien, nos leemos después  beibis 💁🏽🌈💕

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⏰ Última actualización: Nov 03, 2016 ⏰

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No More Perfume On You. NIELJOE/L.NIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora