Todo inicio en navidad

1.9K 208 30
                                    

«Ding-dong-ding-dong…» Estúpido sonido de timbre y estúpido Naruto, aún no sé cómo diablos es que me convenció para venir a pasar la navidad a casa de su familia. Sé que somos amigos desde hace veinticinco años, puede que más, es igual, incluso soy padrino y tío de su hijo… Nos conocemos desde él parvulario y desde entonces no he podido sacarlo de mi vida, al principio era como una piedra en el zapato, una muy molesta, estorbosa e idiota piedra. Claro que después de los primeros cinco años he perdido toda la esperanza, pero tampoco es como si me desagradara su presencia. Tan solo es un rubio alegre y demasiado estúpido.

—Sasuke-kun, que bueno que viniste, por favor pasa —Hinata me abrió la puerta invitándome a pasar, así que solo agradecí con un leve movimiento de cabeza—. Naruto está en la sala terminando de poner el árbol.

—Gracias.

Me adentre con paso silencioso yendo hasta la sala. Curiosamente mi mente me remonto once años atrás, cuando el dobe y yo solo teníamos dieciocho años. En aquel entonces nuestras cabezas estaban llenas de expectativas y sueños, gran parte de ellos absurdos o fantasiosos si los analizo en este momento, aun así era algo que nos hacia ilusión.

Recuerdo que estábamos en el primer semestre de la carrera, ambos decidimos tomar derecho. Incluso rentamos un departamento cerca de nuestra universidad, la mejor de todo Konoha, pero fue justamente tres meses después de ingresar a la carrera que Naruto no llego a casa, porque al maldito se le ocurrió presentarse a las dos de la madrugada del siguiente día. Su expresión era de terror, estaba pálido y podía jurar que a punto del desmayo.

Admito que yo siempre portaba una expresión de indiferencia, pero hablamos de Naruto, y por más que me pese decirlo, es mi mejor amigo, así que termine preocupándome por él. Lo hice pasar a la sala, y fui a prepararle un té para que se tranquilizara, claro que después de la noticia que me dio, era yo quien necesitaba té para los nervios. Le grite todo el repertorio de groserías que sabía, en todos los idiomas que recordaba, aún así sentía que no era suficiente. Estaba desesperado, y lo entendía, vaya que lo hacía. Y es que no todos los días llega tu mejor amigo a decirte que ha echado a perder su vida.

Sueños truncados y esperanzas de un futuro mejor arrojados por la borda en cuestión de horas, todo porque no supo mantener al pajarito enjaulado. Hinata había quedado embarazada. Llevaban cuatro meses de novios y me sorprende lo fácil que se dieron las cosas, porque la Hyūga ya tenía un mes, por lo tanto, dijera vulgarmente mi hermano: les gano la calentura. Era eso o finalmente esa mujer logro diseñar el plan perfecto para atraparlo, debido a que Naruto me conto que pretendía dejarla, porque estaba interesado en alguien más, aunque nunca me dijo el nombre de la chica, solo que iba a la misma clase que nosotros.

Me contó que Hinata lo cito en un café y le dio la peor noticia de la vida. Claro que no estoy diciendo que Naruto odiara la idea de una familia, de hecho él me llego a comentar que algún día pretendía vivir junto a esa persona especial, sin embargo nunca hablo de hijos o matrimonio, mucho menos de dejar la universidad para buscar un trabajo a tiempo completo y pagar todos los gastos que representa un hijo.

Aquel día intente animarlo y le dije: que tan solo se le olvido que existían los benditos condones. Esa fue la primera vez que lo vi llorar. Finas lágrimas resbalaban de sus ojos mientras me decía lo idiota que era, terminando por abrazarme, y aunque odiaba el contacto de ese tipo termine por corresponder porque… lo necesitaba.

Por mi parte odie a Hinata, porque la mitad de la culpa era de ella, sin embargo la maldita se veía feliz con la noticia de tener un hijo de Naruto, incluso juraba que por dentro saltaba de alegría cuando su padre obligo a mi idiota amigo a casarse con ella y hacerse responsable de ese hijo que venía en camino. Después de todo, sé que el dobe se hubiera hecho cargo de ese hijo sin la necesidad del matrimonio.

Tú y yo juntos... piénsaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora