Era ya tarde. Iba a amanecer y se creyó oportuno, alfin, proceder inmediatamente a la disección. Pero uno de los estudiosos teníaun deseo especial de experimentar una teoría propia e insistió en aplicar labatería a uno de los músculos pectorales. Tras realizar una tosca incisión, seestableció apresuradamente un contacto; entonces el paciente, con un movimientorápido pero nada convulsivo, se levantó de la mesa, caminó hacia el centro dela habitación, miró intranquilo a su alrededor unos instantes y entonces habló.Lo que dijo fue ininteligible, pero pronunció algunas palabras, y silabeabaclaramente. Después de hablar, se cayó pesadamente al suelo.