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    Sería fácil multiplicar historias como éstas, pero meabstengo, porque en realidad no nos hacen falta para establecer el hecho de quesuceden entierros prematuros. Cuando reflexionamos, en las raras veces en que,por la naturaleza del caso, tenemos la posibilidad de descubrirlos, debemosadmitir que tal vez ocurren más frecuentemente de lo que pensamos. En realidad,casi nunca se han removido muchas tumbas de un cementerio, por alguna razón,sin que aparecieran esqueletos en posturas que sugieren la más espantosa de lassospechas. La sospecha es espantosa, pero es más espantoso el destino. Puedeafirmarse, sin vacilar, que ningún suceso se presta tanto a llevar al colmo dela angustia física y mental como el enterramiento antes de la muerte.

El entierro prematuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora