Otras veces el trance dura semanas e incluso meses,mientras el examen más minucioso y las pruebas médicas más rigurosas no logranestablecer ninguna diferencia material entre el estado de la víctima y lo queconcebimos como muerte absoluta. Por regla general, lo salvan del entierro prematurosus amigos, que saben que sufría anteriormente de catalepsia, y la consiguientesospecha, pero sobre todo le salva la ausencia de corrupción. La enfermedad,por fortuna, avanza gradualmente. Las primeras manifestaciones, aunquemarcadas, son inequívocas. Los ataques son cada vez más característicos y cadauno dura más que el anterior. En esto reside la mayor seguridad, de cara aevitar la inhumación. El desdichado cuyo primer ataque tuviera la gravedad conque en ocasiones se presenta, sería casi inevitablemente llevado vivo a latumba.