También estaba prevista la entrada libre de aire y deluz, y adecuados recipientes con alimentos y agua, al alcance del ataúdpreparado para recibirme. Este ataúd estaba acolchado con un material suave ycálido y dotado de una tapa elaborada según el principio de la puerta de la cripta,incluyendo resortes ideados de forma que el más débil movimiento del cuerposería suficiente para que se soltara. Aparte de esto, del techo de la tumbacolgaba una gran campana, cuya soga pasaría (estaba previsto) por un agujero enel ataúd y estaría atada a una mano del cadáver. Pero, ¡ay!, ¿de qué sirve laprecaución contra el destino del hombre? ¡Ni siquiera estas bien urdidasseguridades bastaban para librar de las angustias más extremas de la inhumaciónen vida a un infeliz destinado a ellas!débil