Sonó el timbre que anunciara que las clases habían terminado por ese día en el Colegio. Alumnos y maestros salieron a toda prisa del lugar. Todos excepto Nella que caminaba al lado de Iris, su entrañable amiga. Debían hacer un trabajo en equipo e irían a casa de Iris a realizarlo.
Pasaron horas inmersas en cuadernos y libros, resúmenes y textos, eran las alumnas más dedicadas de su salón. No había tarea que no les quedara bien. Una vez conformes ambas con el resultado obtenido, se repartieron el material en partes iguales y al día siguiente entregaría cada una lo que le correspondía.
Iris acompañó a Nella un par de calles ayudándole a cargar las carpetas con la investigación documentada. Después de un tramo recorrido, se despidieron.
El viento veraniego soplaba suave, refrescando su cara y moviendo la cabellera rubia. De cuando en cuando cerraba sus ojos a la par que respiraba profundo, llenando sus pulmones de ese aire húmedo que brindan las tardes nubladas, casi lluviosas.
Vestía su uniforme deportivo, pants bastante amplios color gris, camiseta roja igual de amplia. No le gustaba se denotaran sus formas femeninas. Le costaba trabajo aceptar ser objeto de miradas, piropos y acosos. Siempre fue centro de atención en cualquier lugar. Su belleza era notoria ¿cómo ocultarla?
Un árbol frondoso, robusto, de tronco áspero y muy ancho, yacía solemne en la acera, ofreciendo amparo a la cansada chica, la cual presurosa se sentó debajo de su enorme copa, recargó en el tronco su espalda molida por el peso de la mochila e inclinó su cabeza un poco hacia atrás, observando los nidos de las aves construidos entre las ramas.Los cánticos de los pajarillos la arrullaban, invitándole a dormir despierta y disfrutar de aquello que parecía haber sido creado solo para ella.
Tenía las piernas extendidas y brazos relajados sobre el césped que rodeaba la majestuosidad de ese sicomoro. Soñando veía como su entorno cambiaba. Primero, con un poco de conciencia aún, sentía estar en un bosque repleto de robles y verdes senderos. Corría entre florecillas amarillas y violáceas de aroma muy suavecito. Llevaba un vestido color blanco de tela volátil que acariciaba las plantas silvestres al pasar entre ellas. Perseguía una mariposa muy grande color azul que hacía piruetas en el aire, y cuando parecía que iba a tomarla entre sus manos, ésta se iba volando con fuerza hacia la luz que se filtraba entre las copas de los árboles.
Al volver la mirada hacia abajo, caminaba dentro del agua. Una alberca cuyo contenido era color rojo. Trataba de correr como en el bosque, pero le resultaba pesaroso, imposible. Pareciera tener pies de plomo y por más esfuerzos que hacía por salir de ahí, el agua se convertía en concreto, atrapando su cuerpo, restándole movimiento. Agitada se estremeció con brusquedad, pero continuó dormida. Ahora su cuerpo estaba sumergido en arena fina que pareciera tragarla, asfixiándola de a poco, desesperándola al máximo. Su exaltación era tal, que llamó la atención de un transeúnte que optó por despertarla.
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Silente
Mystery / ThrillerUna adolescente común, viviendo una vida normal y tranquila. Al cabo de unas horas todo habrá de cambiar para ella.