Santo caído

Mi hermoso y bondadoso santo insensato.

Santo en tierra de pecadores, precioso divino y majestuoso, limpiando todo lo que toca con su pureza. Volando sobre el fuego de la lujuria y el desconsuelo observa cómo todo lo construido con amor es destruido con pasión.

Santo abriendo sus ojos, viendo la muerte y el desconsuelo. Mientras bendice lo que escucha va conociendo las mentiras y las heridas. Mi pequeño y dulce santo, debes dejar de mirar lo que no puedes soportar.

Inocente santo y descuidado, descubriendo por primera vez lo hermoso y espantoso del pecado. Sorprendido estás ya, adorable santo, ¿o no es más que curiosidad, mi pequeño insensato?

Santo a punto de ser traicionado por su egoísmo, a punto de caer en la tentación del odio y la venganza. ¿Cómo pueden maldecir a quienes aman? El no quiere darles paz a tantas personas que ensucian sus limpios pasos.

Santo corrompido y angustiado, negándose a limpiar el caos que sólo ha aumentado. Traumado y desconsolado, confundido y apagado, sus magníficas alas llorando.

Santo necio y testarudo, contaminado y destruido. Mírame y dime si sientes el rencor por mis pecados o la necesidad insaciable de limpiarlos. Cuéntame sobre el placer de tus venas al perder toda tu sangre. Confiesa que disfrutaste al volverte insano.

Maldito y sucio santo que sólo piensa en sí mismo, ¿Dejarías morir algo tan bello y delicado sólo para satisfacer tus deseos? ¿Y cuál es ese deseo?
Santo en tierra de desamparados no quiere ayudarlos.

Santo demente y desquiciado, con sus alas ardiendo en fuego. Has hecho lo que has querido, y como tal, has caído. Has destruido y has creado, mas de tus errores aún no has aprendido.

¡Mira lo que has hecho! ¡Inútil santo intoxicado! Dos horribles y rojos cuernos te han crecido por el cráneo. Ni el agua de todos los mares podría apagar tus llamas. Ni el arrepentimiento de un mundano ni el lamento de una virgen podrán poner tus pies sobre la tierra, aun que tal vez... por el delicioso sabor de sus almas desesperadas... sí.