Un chico coqueto y acosador

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Mi círculo de amigos iba en aumento, y fué porque ayer, en el parque, conocimos a Esperanza y a Franck, ella es muy agradable, se ríe de todo y me cae muy bien.
Por otro lado, Franck siempre está haciendo bromas y chistes, es inmaduro, pero amistoso.

Hoy decidí ir con Izumi y Cris al centro comercial, principalmente para pedirle disculpas a ese idiota por lo del otro día.
Fuí a buscar a Izumi a su casa, y de ahí caminamos a la casa de Cris.

-Golpea tu la puerta, le dije.

-Hmm... está bien.

*toc toc*

La hermanita pequeña de Cris abrió la puerta.

-¿Podrías llamar a tu hermano? dijo Izumi a la niñita.

-Vale, esperen aquí, contestó.

¡¡¡CRIIIISSS!!!
gritó ella hacia arriba.

-No es necesario el grito, dijo él mientras bajaba la escalera.

-¡Oh! H..hola Izumi,
¿Vienes solo? preguntó.

-Con Emily.

En ese momento yo hablé.

-Si quieres te apuras, n...no tenemos toda la tarde, dije.

-Ah, tú otra vez, contestó Cris mientras cerraba la puerta.
¿Tienes algo más interesante que decirme?

-Bueno...yo... solo quería pedirte disculpas por lo del otro día ¿vale? N..no es algo de mucha importancia.

Me miró con sorpresa, se abalanzó sobre mí y me dio un abrazo.

-¡Ya era hora de que lo dijieras!

-¡¿Ehh?! A...alejate, idiota, le dije sonrojada.

-Es mejor que nos llevemos bien ¿No crees?

-Pues sí.

-Ustedes parecen hermanos, dijo Izumi.

-¡Claro que no! dijimos ambos.

-Vale vale, ya vámonos.

Ambos asentimos y caminamos hasta el centro comercial.
Cuando llegamos, decidimos ir al cine a ver una película de terror, compramos palomitas y tres bebidas, entramos en la sala, en la cual había una pantalla enorme y mucha gente, todo estaba oscuro; solo podía verse la luz de la pantalla.
Empezó la película, se escuchaban risas, gente hablando en los asientos de atrás y pequeños crujidos de los paquetes de palomitas, nada fuera de lo normal, la película duró dos horas, abandonamos la sala y fué cuando tropecé con un chico, de tez oscura, cabello y ojos color negro, este cayó al suelo y yo también.

-Oh, lo siento, dijo.

-Agh... no, no te preocupes.

Me ayudó a levantarme y siguió.

-¿Has llegado recién? preguntó.

-Sí, vine con unos amigos ¿Tú?

-Bueno, me aburría en casa y decidí salir solo un rato.

-Ya veo.

-¿Puedo acompañarte a tí y a tus amigos?

-Claro, son Izumi y Cris, mi nombre es Emily, ¿el tuyo?

-Nicolás, pero puedes llamarme por mi apodo, Lufi, como todos lo hacen.

-Vale, vamos.

Pude ver como Izumi y Cris estaban sentados en un local de hot dogs, me dirigí hacia ellos y les presenté a Lufi.

-Un gusto en conocerte, dijo Cris.

-Igualmente, dijo Izumi sin perder ningún gesto de cordialidad.

Aquel chico me pareció simpático en primera instancia, pero con el tiempo esto ya no fué así.
Los cuatro pasamos toda la tarde juntos, comprando, charlando y probando los videojuegos de muestra que estaban en ciertas tiendas, todo marchaba a la perfección, excepto una cosa, noté que Lufi se me acercaba mucho, en ocasiones me abrazaba y coqueteaba demasiado, algo que no me gustó, puesto que yo solo tenía ojos para una persona, Izumi.
Le dije a Lufi que se detenga, a lo que contestó...

-Lo siento, pero siempre he sido así de cariñoso y sociable con todos, hombres y mujeres.

-Hmm... vale, pero podrías evitarlo, no me agrada.

-Está bien, trataré.

Dicho esto, continuamos con la diversión hasta que cayó la tarde, ya estaban cerrando, por lo que tuvimos que largarnos.
Izumi me invitó a dormir a su casa, no lo pensé dos veces y le respondí que sí.
Nos despedimos de Cris y Lufi, que caminaron juntos hacia sus casas.

Izumi y yo fuimos rumbo a la suya, es primera vez que iba.
Al llegar, me asombré con lo amplia y lujosa que era la casa, todo era impecable, los sillones hechos con la mas fina de las telas y un plasma inmenso que cubría casi toda la pared, sobre el mueble, habían marcos de fotos, velas blancas y demás adornos con incrustaciones de oro.

-Woow... dije mientras mis ojos seguían observando la sala.

-¿Te gusta? preguntó.

-¡Claro que sí! tu casa es hermosa.

Este se sonrojó y me regaló un suave "Gracias".

Subimos hacia su habitación, la cual también tenía bastante lujuria, detrás de un ventanal, había una terraza, desde la que se podía contemplar toda la ciudad, las luces y edificios que completaban el ambiente, una fresca brisa de aire helado rozaba mi cara y despeinaba mi pelo, Izumi, a mi lado, observaba el único lucero que había en el cielo, de un rojo carmesí, muy resplandeciente.., entonces habló:

-Aquel astro, tan lejano, siempre ha estado allí, en el mismo lugar... ¿Qué podrá ser?

-No lo sé, probablemente... sea lo que sea..., te está vigilando.

-O cuidando...

-Yo quiero cuidar de tí...hasta que el mundo acabe, y demostrarte que mi inocencia te hará feliz..

-Emily...
pero.. ¿Qué sucede si encuentras a alguien mejor? me olvidarás...

-No hay nadie mejor, Izumi...
eres lo mejor que me ha pasado, mi frágil alma y corazón.. solo te pertenecen a tí.

Él se me quedó viendo, con unos ojos brillantes y cristalinos...queriendo derramar una lágrima al escuchar mis palabras.

-M...me alegra oír eso.. yo siento lo mismo y estoy seguro de que no cambiará.

-Eres... tan tierno..

No hubo respuesta, pero su rostro sonrojado fué más que suficiente.
Entramos a la casa, ya que estaba haciendo mucho frío, bajamos a la sala de estar y fué cuando lo vi...
en la ventana, ahí estaba Lufi... con una expresión psicopáta y una mancha de sangre en su rostro que me perturbó... en su mano.. sostenía un hacha.

-¡¿Qué hace él aquí?! grité con horror.

-Todo estará bien, no te exaltes, Emily.

-C..creo que tienes razón..

Justo en ese momento se escucharon golpes muy fuertes en la puerta, parecía como si en cualquier momento la puerta se desplomaba... la manilla de esta giraba bruscamente intentando ser abierta.

-¡¡ABRAN LA MALDITA PUERTA SI NO QUIEREN MORIR!!
se oía desde afuera.

Izumi me tomó de la mano y subimos a su cuarto, aseguramos la puerta con llave y cerramos la ventana, yo me senté en la cama, nerviosa y temblando...
Mientras Izumi intentaba escuchar los ruidos provenientes de la sala...

Entonces se escuchó... que la puerta fué derribada de un fuerte golpe, me asusté y no sabía que hacer, se escuchaban los pasos en la escalera y luego, golpearon la puerta del cuarto seguido de hachazos que debilitaban la resistencia de esta, en cualquier momento, él entraba y.. quizás que podría hacer.

Continuará...

El espejo de mi serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora