PARTE I

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Nunca había tenido complicaciones en su corta vida, al menos no de esas que angustian y hacen perder la cabeza, aun no conocía lo que era sentirse angustiada, lo más cercano a ese sentimiento era el temor a no encontrar inspiración para sus pinturas, pero bueno eso nunca sucedería.

Cuando tenía doce años ingreso a su primer año de preparatoria en la prestigiosa institución Françoise Dupont, como toda alumna nueva estaba sola y callada, su tímida personalidad no ayudaba mucho, la primera semana nadie se acercaba a hablarle, ella hacia el intento pero siempre fracasaba.

Un día uno de sus compañeros se atrevió a molestarla, era un niño de clase alta hijo del alcalde de Paris, Colín Bourgeois era un niño rubio de ojos azules y con una actitud engreída y arrogante.

-¡Miren un Kétchup andante!- las risa no se hicieron esperar ante el apodo, la pequeña pelirroja cogió su largo cabello entre sus manos tratando de ocultarlo, las lagrimas se acumularon en sus preciosos ojos agua marina.

-¡Déjala en paz Bourgeois!- el grito de una vocecita llamo la atención del salón, un niño azabache de ojos azules caminaba enojada hacia el altivo rubiecito.

-¿Me vas a pegar panadero?- reto al rubio al niño de cabellos ébano.

-No me rebajaría al nivel de alguien que molesta a niñas pequeñas- respondió levantando el mentón el ojiazul, la mirada cargada de cólera del rubio le dijo que el gano esta vez.

-No tengo tiempo que perder con un par de tontos- paso por el lado del azabache arrastrando la última palabra, este simplemente lo ignoro y se acerco a la pequeña pelirroja que se frotaba los ojos tratando de que no se le escaparan mas lagrimas.

-Ya no llores, las niñas bonitas deben sonreír- la pelirroja abrió los ojos encontrándose con unos hermoso ojos azules llenos de vida, un adorable sonrojo se instauro en sus pálidas mejillas producto del alago recibido.

-Soy Mario Dupain-Cheng, un gusto, ¿eres nueva cierto?- la pelirroja no olvidaría ese nombre jamás, el nombre de su primer amigo y amor, temerosa asintió sin apartar la mirada del sonriente rostro del niño.

-Na...Nathaly Kurtz...berg- dijo su nombre bajito, vio como la sonrisa del niño se ensanchaba, este estiro su mano, la pelirroja la recibió empezando a formar una tímida sonrisa en su sonrojado rostro.

-Pues seamos amigos- propuso Mario, ese día seria el inicio de todo, el inicio de nuevos sentimientos para la pelirroja y con ello experiencias felices y dolorosas.

Desde ese día Nathaly y Mario se convirtieron en los mejores amigos, hacían los trabajos juntos, actividades deportivas, salían a jugar juntos, e incluso algunas veces almorzaban en la casa de uno de ellos. Lo que ignoraba la pelirroja era el sentimiento que iba creciendo en su interior, ese sentimiento que la impulsaba a querer ver el siempre sonriente rostro de su amigo, que le hacía retratarlo en sus cuadros de acuarelas y blancas hojas.

No fue hasta que cumplió los catorce años que se dio cuenta de sus sentimientos para el azabache, no tenia vergüenza admitírselo a ella misma, Mario era un gran amigo y persona, a la los ojos de la muchachita el ojiazul siempre fue valeroso, divertido, creativo, levemente torpe, descuidado y un poco paranoico pero a su parecer lo hacía ver más lindo, además la adolescencia le estaba cayendo de maravilla, se estaba convirtiendo un muchacho muy atractivo, eso hacia poner triste y celosa a la pelirroja ya que algunas compañera se le confesaban, pero este las rechazaba caballerosamente. Por eso y muchas cosas más Nathaly estaba perdidamente enamorada del Dupain.

Decisión de una Novia - (Nathanette) - GB - MLBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora