Deja que me convierta en canción

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La Sonrisa de Apolo

Deja que me convierta en canción

(Deja que te de razones para que te sientes a escribir)

Key había pasado demasiado tiempo dentro de esa habitación, desde que sus impulsos lo llevaran a un callejón sin salida. Había gritado y despotricado en nombre de ese amor insoluble, Jonghyun lo había calmado, había golpeado su orgullo y le había puesto las cosas claras.

"No debiste apresurarte. No debiste tomarte las cosas tan enserio, al menos no tan rápido."

Y su voz se había levantado furiosa, sus mejillas rojas por la ira mientras acusaba a Jinki de sus males y el corazón ardía como si estuviera a punto de ser desangrado, quemaba en su pecho, por que las lágrimas no saldrían y la decepción era el peor de sus males.

"...Te lo advertí, Minho. Toma las cosas con calma."

Pero que Jonghyun se lo dijera no hacía que su dolor disminuyera, su piel todavía quemaba y los ojos de Onew estaban pegados en su memoria como una mala broma. Y Taemin callaba, encogido en su lugar mientras todo su dolor se veía reflejado entre la desesperación y la pesadumbre.

Pero todo eso se había reunido a Jonghyun bebiendo agua en la cocina, a Taemin junto a él en uno de los sillones y su mirada comprometida con esa puerta blanca tras la cual Kibum y Onew se encontraban, sus ojos no se despegaban y viajaban hacía ellos cada tanto. No era Kibum el inicio de sus males. Pero no podía sentarse a esperar mientras sus instintos anhelaban gritarle a Jinki todo su coraje, aunque terminara besándolo, humillándose una vez más ante él.

¿Qué clase de amor mal sano ere ese?

¿Qué era esa desesperación que lo consumía por hacerle daño y al mismo tiempo pegarlo a su cuerpo?

Jinki no lo merecía...

No merecía ni un poco de esos sentimientos que flotaban en él todavía.

—Hyung...— Así que la voz de Taemin se escuchó de repente, mínima a su lado mientras el menor apretaba un poco los puños y mordía sus labios –Lo siento mucho, en verdad no sabía... Yo...— Esos ojos se encontraron con los suyos, grandes y lastimeros mientras posaba una mano sobre su brazo. Sus instintos despertaron entonces.

Sacudió su mano y se alejó.

Rechazó su toque mientras los ojos de Taemin parecían aún más alicaídos.

—Yo sé que no tienes la culpa Taemin— Su voz sabía a veneno, sentía que mentía aunque creyera lo contrario. Y tener a Taemin junto a él no era lo suficientemente bueno –Pero no puedo mirarte y no sentir que...— Suspiró por que estaba entregado a esa superstición suya de creer que Jinki era su eje, lo único que hacía valer sus emociones –Yo de verdad lo quiero y tú... Mirarte en este momento no es bueno para mí.

Taemin lo vio levantarse, el cuerpo de Minho erguirse tan rápidamente mientras ahora le daba la espalda y se encaminaba a otro lado, su pecho latió bravío y sus manos se apoyaron en el sillón viendo su espalda.

—Pero él no te quiere.

Saturó sus palabras con ese tono amargo, ese juego de animadversión a la que sentía anclado mientras Minho no lo mirara como él esperaba. Pero todo salió mal, por que esos ojos oscuros lo miraron con resentimiento, con un desazón tan terrible que solo pudo volver a hundirse en su lugar.

—¿Y por qué necesito que me lo repitas en la cara?

Taemin supo que se estaba dejado llevar por esa parte suya, infantil y caprichosa que no logra asumir el hecho de no tener lo que quería en la velocidad que lo requería. Por que Minho seguía esperando por que Onew saliera por esa habitación y le dijera que todo era parte de una gran y horrible mentira. Minho aún esperaba, aunque lo ocultara.

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