street's son ✧ namjin

Parte única.

Pintura seca y maquillaje.

Vestía ropa ajustada, botas de tacón y su cara se hallaba cubierta de excesivo maquillaje, pero aún así ante los ojos de Namjoon, se veía como un niño perdido en las sombras, como un niño extraviado en mitad de la noche, sin hogar, sin una madre ni brazos donde llorar.

Lo invitó a su auto entre claras señas y sin preguntar su precio, lo llevó a un hotel, el mejor que encontró en esa fría noche.

Entre besos y caricias subieron hasta la habitación pagada, y, las ágiles manos del más bajo se deshicieron de su ropa cuando llegaron, pero él lo detuvo.

Le quitó la ropa con delicadeza, con miedo a romper su frágil y esbelto cuerpo. Besó cada una de las partes de este.

Besó sus párpados, besó las suaves mejillas cubiertas de carmín, besó su cuello, sus clavículas, trazó un recorrido pasando por sus pezones y abdomen y se detuvo en sus piernas, las cuales acarició y trató como si estuvieran hechas de la más fina porcelana. Su nombre era Seokjin, y quizás él se deshizo de su ropa, pero Namjoon lo deshizo en suspiros de placer y llenó su pecho con un desconocido calor para él. Lo preparó con sus dedos y se preocupó que se sintiera cómodo, como si fuera su primera vez, como si fueran a hacer el amor.

Se besaron con parsimonia y se fundieron en una erótica pero rítmica danza. Namjoon le quitó el flequillo de la cara y, mientras lo embestia con dulzura, besó su frente.

La habitación no tardó en llenarse de gemidos, las uñas de Seokjin cubrieron de rasguños la espalda de Namjoon como el cielo se cubre de estrellas en las noches.

Y la luna los iluminó, y cuando todo acabó, Seokjin rompió en llanto. Rompió en llanto como el niño perdido que Namjoon vio en su interior y pronto su nariz estuvo roja, el maquillaje medio corrido y sus mejillas cubiertas de lágrimas, y lo tomó entre sus brazos y caminó con él al baño, le quitó el maquillaje con un poco de agua y sus propias manos y lo metió bajo la regadera.

Esa noche se encargó de que el agua caliente se llevara toda su tristeza y lo llenó de besos, lo hizo sentir hermoso, le murmuró dulces palabras y enredaron sus piernas bajo las blancas sábanas cuando se halló seco.

Robaron el corazón del otro entre furtivas miradas y por primera vez en su vida, Seokjin se sintió querido, se sintió amado.

A la mañana siguiente, despertó en una cama fría y con una nota en la almohada que la noche anterior Namjoon había usado para dormir.

Tú salvas a todos, pero, ¿quién te salva?

Simples palabras que provocaron que sus ojos se volvieran a llenar de lágrimas y volvió a ser el niño perdido de siempre. Porque una noche le bastó para entregar su corazón y un par de palabras le bastaron para derribar los muros que tanto se había esmerado en construir con el paso lento y tortuoso de los años.

Y pasó horas divagando, pasó horas llorando un amor tan fugaz como una estrella y un deseo de medianoche. Y cuando finalmente estuvo en casa, se encerró en su estudio toda la tarde.

Descubrió el lienzo más grande y que tenía guardado para una ocasión especial y abrió pinturas nuevas, abrió las persianas y dejó que por las ventanas entrara aire fresco. Escondió las botas de tacón en la parte más profunda de su armario y tomó su pincel favorito entre sus manos.

Y esa tarde cubrió el lienzo de los colores más vivos, y pintó un ángel sin alas, pintó su salvación, pintó su amor fugaz y su deseo de medianoche. Pintó a un hombre de facciones masculinas y fragancia de invierno, pero de un corazón tan cálido como una mañana en pleno verano.