|01| - Arouse

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Me siento mareada, ha sido así desde hace un tiempo. Desde aquel accidente desafortunado en el que caí por las escaleras, mi cuerpo no sigue las órdenes de mi cerebro. Escucho los susurros de mis padres que han estado martillando desde hace algunos días, pero el silencio que escucho ahora, no es para nada alentador.

Quiero despertar, realmente lo quiero. Poder abrir mis ojos al mundo de nuevo es lo que más deseo. Conocer que es lo que ha estado pasando me tiene ansiosa, pero a la misma vez me llena de miedo. Hace varios días que no escucho la voz de ninguno de mis padres. Los conozco, y sé que no se irían dejándome sola y a mi voluntad estando en esta cama.

Siento los latidos de mi corazón acelerarse de una forma tan violenta que puedo sentirlo a través de mis sienes. El dolor me hace sentir viva, y me gusta porque había dejado de sentir en el momento en el que caí por las escaleras.

Intento abrir mis ojos, pero mis parpados no quieren ceder. Estoy frustrada, asustada, agitada y aun así este maldito cuerpo no quiere reaccionar. Se escuchan pasos por el pasillo. Son erráticos y lentos, y vienen acompañados de un gruñido que no logro descifrar.

«Necesito levantarme de esta cama. Necesito saber que sucede»

Respiro profundamente antes de intentarlo por última vez. No sé cómo pasa, pero termino sobre el suelo frío. Me golpeo un poco la herida y siento un escalofrío recorriéndome el cuerpo. Me duele como la mierda, y no hay nadie que me de morfina. Intento abrir mis ojos desesperadamente y funciona. Finalmente estoy despierta.

Analizo la habitación y no cabe duda que estoy en casa. Mi habitación se ha reducido y está llena de alimentos, agua, medicinas, y algunas armas con muchas municiones. No sé lo que está pasando, pero esto es muy extraño. Intento flexionar las extremidades hormigueantes de mi cuerpo, pero me duele.

Miro hacia la puerta y está asegurada con pedazos de madera cubriéndola. Las ventanas están semi abiertas, para que el aire pueda entrar. Con la ayuda de mis manos que han dejado doler y que finalmente se flexionan, ayudo a mi cuerpo a apoyarse contra la cama para sentarme.

—¿Qué mierda está pasando aquí? Mamá… Papá… —Grito pero no hay ninguna respuesta.

Me arrastro como puedo al ver un pedazo de papel sobre una de las cajas de agua. El papel esta arrugado y tiene unas pequeñas manchas amarillentas.

«Querida Lexi… Si estás leyendo esto, es porque finalmente has mejorado mi niña. Sé que debes estar muy confundida porque papá y yo no estamos a tu lado, pero no sabemos cuánto tiempo podremos soportar esta forma de vida. Ha sido muy bueno que estuvieses encamada, pues te quedabas en la seguridad de la casa. Hemos estado viviendo un apocalipsis zombie. Sí, sé que es un poco descabellado, pero es lo que está pasando. Ahora doy gracias a Dios porque tú papá se empeñó en que aprendieras a disparar. Es muy importante la puntería porque solo caen con un disparo en la cabeza. Además eres o ibas a ser médica cirujana, así que podrás curar tus heridas en caso de que te lastimes. Lexi… evita salir de casa si no es necesario. Papá y yo hemos recolectado muchas cosas para ti. Te amamos mucho, nunca lo olvides.»

Por alguna razón, esta carta no me reconforta. Me llena de miedo, y curiosidad por lo que sea que esté pasando fuera de las cuatro paredes de esta habitación, que mi padre arreglo para volverla un lugar seguro.

Han pasado varios días desde que desperté. Ya casi me es posible manejar mi cuerpo, pero no hay ninguna señal de mis padres. Me siento un poco culpable por estar alimentándome bien, aun cuando no sé qué estarán comiendo ellos.

Papá aseguro bastante bien mi habitación, y se encargó de hacer una entrada y salida por el ático de mi habitación al baño. Así no tendría que toparme con quien fuera que estaba en el pasillo fuera de mi habitación, y nadie notaria mi presencia en esta casa. Aunque eso solo dificultaba el escapar si tenía alguna emergencia.

El cabello me había comenzado a crecer en el área donde tuve la cirugía. Aun así utilizaba una gorra que había pertenecido a mi padre para que nadie lo viera. Lo cual era estúpido porque no había visto a una persona desde que había despertado, pero me hacía sentirme cómoda conmigo misma.

Survivors - Glenn Rhee y Lexie Lutz (Glexie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora