Cuando me encontraba llenando la hoja de mi solicitud para ingresar al Instituto Alliance Sword, nunca me pude imaginar lo emocionado que me sentiría por el hecho de entrar a mi primer año de preparatoria en la escuela que yo quería.
Como siempre con los eventos que me emocionan me levanté lo más temprano posible, me dirigí directamente hacía el baño con el simple deseo de tomar una ducha larga y poder cantar a todo pulmón las canciones que no podía dejar de tararear en mi mente.
Al salir de la ducha me dirigí directamente hacia mi cuarto y comencé a sacar de mi closet de la manera más apurada mi ropa favorita: unos jeans negros, unas botas holograficas que me regaló mi padre el año pasado y una playera oversize negra con unos pequeños detalles en blanco.El camino al Instituto siempre ha sido igual, mi familia es muy reservada y callada, por lo que siempre que mis padres me van a dejar en su auto me encuentro con los audífonos puestos y mi celular en mano y al llegar se despiden con un seco "Que tengas un lindo día", todo este encanto se desvanece en cuanto pongo un pie fuera del auto y ellos cierran la puerta para desaparecer lo más pronto que es posible.
Uno de mis graves errores fue preguntar a alumnos de sexto semestre donde quedaba mi salón, porque gracias a ellos llegue tarde a mi primera clase y por ende tuve que sentarme en los asientos de atrás, esos que nadie quiere porque siempre hace mucho calor o porque es donde acumulan su basura y automáticamente en la cabeza de tus compañeros y maestros te dan la fama de "el que no le interesa estudiar", así que por esto la mayoría de mis compañeros me ignoraban y lo único que hacían era lanzar papeles hacía atrás pensando que no había nadie.
El día transcurrió lentamente mientras que yo me encontraba en un debate interno sobre si valía la pena acercarme a mis compañeros o no, en lo que en un momento mis pensamientos se esfumaron al ver que una de mis compañeras que se sentaba en la parte de en medio ocupaba la banca de en frente por una chica de estatura media, con una tez muy clara y un curioso lunar al lado de la boca que le sentaba muy bien porque tenía unos labios en forma de corazón y unos rizos de color café que le llegaban a los hombros. Minutos después de establecerse en ese lugar se volteo de forma lenta y segura con una amplia sonrisa en su rostro.
-Hola, vaya bienvenida que te dieron con toda esta basura.
-Pues vaya que si, pero lo mejor del caso es que si siguen puedo hacerme una nueva libreta para el próximo semestre.
Ella comenzó a reír levemente y al instante añadió:
-Soy Allison Cooper.
-Encantado, me llamo Alex Harrison.
Todo el día nos sentamos juntos y platicamos acerca de nuestros gustos e intereses, descubrí que le gustaban los perros, el café caliente y que le encantaba en sus tiempos libres traducir letras de canciones para poder entenderlas mejor, pero lo mejor de todo fue que ya no estaba solo.
A la salida nos esperamos mutuamente para dirigirnos hacía la puerta del instituto.
-Creo que deberíamos intercambiar números.
-Claro, el mio lo tengo apuntado en el celular así que déjame sacarlo.
Al momento de estar intentando sacar mi celular de mi mochila me tropecé con una loza mal puesta de la explanada tirando junto conmigo a un chico alto, de tez morena y con el cabello rizado y de una complexión atlética que lo único que alcanzó a decir cuando estábamos en el suelo fue:
- ¡Mierda! ¡Ten más cuidado, imbécil!
Yo tarde tiempo en reaccionar pero fue el suficiente para que todos los chicos de alrededor se dieran cuenta de lo sucedido y empezaran a reírse sin control y recrear mi nefasta caída, así que el chico avergonzado me empujo a un lado de forma agresiva para reincorporarse y dirigirse lo más lejos posible de mi , mientras Allison me extendía su mano para levantarme.
-Ignóralos Alex, son unos idiotas.
-E-esta bien. Dije.
Salimos del instituto y me despedí de Allison después de darle mi número y dedicarle una amplia sonrisa, en el transcurso de regreso a casa mis padres me preguntaron acerca de mi primer día, a lo que solamente respondí con un simple "Bien, gracias" y dieron por terminado su labor como padres responsables con sus hijos.
El resto del día lo dedique para realizar la tarea que dejaron, que tuve que pedir porque sinceramente me costo poner atención, pero algo aun estaba presente en mi cabeza y era lo apenado que me sentía con el chico que tiré en el instituto.
Espero volverlo a ver para poderle pedir una disculpa y tal vez su nombre, además de que espero que mi alarma para mañana suene lo más fuerte posible para poder despertarme temprano.
ESTÁS LEYENDO
Los colores de la Luna.
Teen Fiction¿Cuantas veces despiertas y deseas cambiar tus acciones? ¿Cómo reaccionarías con las altas expectativas de tus padres? ¿Cuantas veces te tienen que romper el corazón para que todo mejore? Alex un chico soñador de 16 años quiere divertirse, destacar...