Batman y Nightwing

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La mañana de aquel día era tranquila, casi serena. Era de esos días que no prometen mayores sorpresas. El timbre de la mansión había sonado hacía unos minutos y la visita había sido recibida por el siempre formal y eficiente Alfred.

Se trataba de un joven pelinegro, con aspecto de oficinista primerizo. Se acomodó en la sala, a la cual había sido dirigido por Alfred, y recibió una refrescante limonada ofrecida por el antes mencionado, la cual bebería mientras el mayor domo buscaba al "señor Wayne".

La persona a la que había venido a ver, entró a la habitación con una risita en su rostro ¿Qué le habría causado gracia? Se preguntó el joven mientras dejaba el vaso medio lleno de limonada en la mesita y se levantaba.

- Mucho gusto, señor Wayne, mi nombre es John Mathew, del bufete Bothers and Sisters, gracias por recibirme - el joven le estrechó su mano poniéndose algo nervioso al ver que el "señor Wayne" hacia ademan de reírse.

- Perdona, es que aun me causa gracia que me llamen así. No me molesta... - Se apresuró a aclarar, al ver que el joven John hacia ademan de disculparse - Solo me causa gracia. Pero si pudieras llamarme por mi apellido, Grayson, lo apreciaría - Richard lo invitó a sentarse con una seña mientras hablaba, para acto seguido sentarse él.

- Discúlpeme, es que como es su esposo, pensé...Bueno, señor Grayson ¿así está bien? - Dick asintió - Bien, disculpe que haya venido sin avisar, no sabía si vendría hoy pero ya que tenía algo de tiempo, a mi jefe y a mí nos gustaría arreglar el asunto de las empresas en Business City, ya que como sabrá...-

"Y ya empezó" pensó Dick. 

Dirigió su mirada por la gran ventana de la habitación, dejándose distraer por el inmenso jardín, solo por unos segundos. Pero sabía que no tenía más remedio que prestarle algo de atención al chico ya que "los intereses de tu esposo, son tus intereses".

Richard se sintió como esas mujeres que se casan por conveniencia en las novelas.

Claro que ese no era su caso, y hasta gracioso le parecía que algo tan insólito hubiese llegado a pasar. Bruce Wayne, su mentor, que había sido como un padre para él, ahora era su esposo, el amor de su vida. ¿Cómo aquello había pasado? Y más inquietante aun ¿Cómo es que lo habían permitido?.

Algo estaba muy claro, no fue amor a primera vista. Los cinco años que estuvo lado a lado con Bruce, como Batman y Robin, no fueron de lejos como la gente se los imagina. Aunque aun entonces la gente rumoreaba acerca de la relación de ambos, la relación que tenían era de pura amistad, pura camaradería.

Él sabía perfectamente que Bruce jamás se atrevería a tocar a un menor, de hecho, en aquel entonces, Dick pensaba que este sería incapaz de tocar a otro hombre, con todas la bellas damas con las cuales solía salir. 

Lo cual no era por aparentar nada, como la gente concluyó luego de que la bomba explotó. A Bruce realmente le gustaban esas mujeres, de hecho, le gustaban las mujeres en general. Pero también le gustaban los hombres, al igual que a él mismo.

Ambos eran bisexuales pero ignoraban este hecho del otro; y vivían su vida como tal, saliendo con mujeres y con algunos hombres. Dick mas que Bruce ya que este tenía cierta resistencia a ese lado de su sexualidad. 

Esto se debía a que Bruce Wayne era un personaje que había sido diseñado -por él mismo- para complacer a la sociedad, y si bien esta había cambiado con los años, seguía teniendo sus prejuicios, que puede nunca desaparecieran del todo.

Incluso, en sus reflexiones, Bruce llegaba a la conclusión de que ser Bruce Wayne era más duro que ser Batman y, a veces, el primero tenía que enfrentar batallas peores que las que enfrentaba el mismo señor de la noche, pues las peleas en contra de la sociedad te obligaban a hacer frente con casi ninguna arma y casi nada dependía de ti. Lo que ellos pensasen, era. Así es como funcionaba.

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