Verónica Beauffremont de Courtenay en la imagen
Seguí a Lyon por las calles con ma cabeza agachada tratando de que no me reconocieran, teníamos muchas miradas encima y eso no me gustaba. Suspiré. Tome aire y levante el rostro, el sol me daba de lleno en la cara causando que achicará levemente los ojos, caminamos hasta más cerca de unas murallas muy altas que rodeaban adentro, solo había una puerta.
—Es el Coliseo. Ahí peleamos, entrenamos y nos divertimos un rato. —Lo mire sorprendida.
—Wow... Espera, dijiste, ¿peleamos? —me miró sonriendo.
—Si, soy uno de los mejores gladiadores de la época, nadie me a ganado nunca —Eso hasta que llegue yo.
Carraspee un poco y me miró divertido.
—No diré que me gano una mujer. Sería una completa vergüenza para mí —Rodee los ojos. Hombres—. Por cierto, no me contestaste la pregunta que te hice hace unos 20 minutos.
—Escape de mi reino. Y se pelear por qué entrene sola o con mis acompañantes sin que mis padres lo supieran. Jamás me lo hubieran permitido. —Asintió, doblamos a la derecha y se detuvo en una cabaña hecha de piedra y madera.
Estaba muy linda. Se bajó y dejó amarrado el caballo a un poste de madera, ahí había comida y agua para el caballo. Me baje de Diamante dejándolo atado junto al caballo de Lyon.
—Por cierto, ¿cómo se llama tu caballo? —sin mirarme entro a su casa y le seguí.
—Milian.
—Es hembra.
—Exacto.
Su casa era muy espaciosa, con sillones de cuero, una mesa de 4 personas cuadrada, muebles por todos lados con floreros encima, un espejo grande en una pared, a la derecha del comedor estaba una puerta, imagino que daba a la cocina.
Las escaleras estaban a la vista, y había varias ventanas. Él entró a la cocina y yo como toda curiosa subí al segundo piso, había 2 pasillos, a mi derecha e izquierda, y una puerta frente a mi, abrí ella. El baño. Camine a mi derecha sumergiéndome en ese pasillo no tan largo.
Abrí la puerta de caoba, había una cama matrimonial cubierta de una cobija de piel, dos mesitas a los costados, un gran armario estaba cerca de la ventana, otra puerta, estaba a un costado de la cama, la abrí y era le baño. Salí rápidamente de la habitación y cerré lentamente. Escuche pasos en la escalera así que salí corriendo hacia la otra puerta, la abrí y entre sin siquiera pensarlo o ver que había adentro.
Una habitación, con una cama mediana individual, muebles a los lados de la cama, un armario mediano y una puerta que supongo también es el baño.
— ¡Verónica! ¿Dónde estás? —Escuche como me llamaba, mire una salida, la ventana, la abrí de golpe y salí por ella, mire el techo, esto era una locura completa.
Di un brinco sujetándome de el techo con fuerza, me apoye con los pies y subí por completo al techo, mire una trampilla por la cual podías bajar.
La abrí y vi el sillón más grande y esponjoso, me deje caer por ahí y caí directo en el sillón, reí algo alocada y Lyon bajo justo cuando me acomodaba el vestido.
ESTÁS LEYENDO
Guerrera de la realeza
AventureCansada completamente de que su vida fuera controlada por sus padres. Veronica, siendo la princesa, decide huir de su destino. Harta de tantas clases de postura, leyes, modales y hasta elegir entre 3 tipos de cuchara para beber un poco de sopa. Ya...