Un Sueño Cumplido

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Querido diario...

Al día siguiente cuando amaneció era un día nublado, lo cual hizo que el hecho de que yo me levantara fuese más difícil, al final fui vencida por mi mamá en la lucha de los ''5 minutos más'', así que acepte mi derrota y decidí proceder con mi rutina diaria para ir a la escuela; pero, una vez más, cabe destacar que se trataba de mí, esto significa que salí de mi casa sin un paraguas y con únicamente una chaqueta ligera, no obstante, para mi mala suerte cuando iba a mitad de camino comenzó a llover. No me quedó de otra más que refugiarme en el techo de una parada de autobús, me senté en la banca a esperar que dejara de llover un poco, eso tardaría, así que saqué mi teléfono y comencé a tomar fotografías al azar, no importaba a donde apuntara la cámara, todas quedaban perfectas y es que el paisaje era hermoso, mi favorita era una de una pareja que compartía un paraguas, en ese momento pensé en Sebastián y como por arte de magia un auto se detuvo, una puerta se abrió y Sebastián se bajó del auto sosteniendo un paraguas después se acercó hasta quedar debajo del techo.

-Hola Aurora- dijo el dueño de esos ojos verdes que podían hechizarme.

- Sebastián ¿Qué haces aquí?- dije sorprendida al ver que una escena que hasta ese momento sólo había ocurrido en mis sueños realmente estaba pasando.

-Iba para la escuela y te vi aquí, pensé que sería descortés de mi parte dejar que una chica tan linda se quede sola bajo la lluvia- dijo descubriendo esa blanca sonrisa- así que me pregunto si quieres que te lleve.

-Está bien para mí- dije en tono de una auténtica torpe mientras sonreía con nervios.

-Bueno, entonces sube preciosa- dijo mientras me ayudaba a subir.

De camino a la escuela dejo de llover, cuando llegamos a la escuela Sebastián se bajó rápidamente sin decir una palabra y antes de que pudiera reaccionar, él ya me había abierto la puerta como todo un caballero. Cuando todos nos vieron llegar se quedaron atónitos, en especial cierta chica de ojos verdes y cabello rubio oxigenado que siempre está acompañada de dos sirvientas,después de eso nos dirigimos cerca de donde se encontraban Matías y Elizabeth.

-Hola chicos- saludé mientras Sebastián y yo caminábamos hacia ellos.

-Hola - saludo amablemente Elizabeth.

- Hola Aurora - dijo Matías con un tono bastante seco y tajante.

-Hola Matías ¿Cómo te va? Yo estoy bien, gracias por el interés- dijo Sebastián en un tono sarcástico.

-Lo siento, es que no todos los días la realeza se dirige a los plebeyos-dijo Matías sarcásticamente- pensé que solo nos conocías como: los amigos de la chica de la risita linda.

Los muchachos se miraban de manera desafiante, los puños de Matías estaban cerrados y tensos, Sebastián por otro lado solo miraba de manera burlona.

-¡Chicos ya basta!- dije yo deteniendo lo que comenzaba a ser una pelea.

Inmediatamente los dos chicos bajaron la guardia, Sebastián retrocedió hasta quedar parado junto a mí, en ese momento me tomó la mano y dijo

-Preciosa, tus deseos son mis órdenes- dijo mientras hacía una especie de reverencia y besaba mi mano

Igual que las otras veces solo emití mi risita tonta, en ese momento fue Elizabeth quien decidió romper la tensión e incomodidad que se percibía en el ambiente.

-Chicos, hay alguien que les quiero presentar- dijo la entusiasmada chica mientras llamaba alguien con la mano.

En ese momento se acercó una chica no muy alta de cabello oscuro y ojos color café claro, iba vestida con colores sobrios, no obstante, su ropa era juvenil; pero hubo algo que no me dio buena impresión, había algo en ella queme desagradaba, no le di importancia.

-Chicos ella es Nina- dijo Elizabeth mientras la chica se detenía y se quedaba parada al lado suyo.

-Mucho gusto- dijo con una voz en demasía coqueta, o al menos eso me pareció.

-Ella es de nuestra clase, es una estudiante de intercambio de Alemania que estará aquí por dos meses- continúo explicando Elizabeth- Y Nina ellos son mis amigos.

-Mi nombre es Sebastián- dijo el príncipe de ojos verdes al tiempo que diplomáticamente le daba la mano- es un gusto.

-Yo soy Matías - dijo Matías al tiempo que también le daba la mano, pero esta vez el apretón de manos duró más tiempo que el anterior- Es un placer.

- El placer definitivamente es mío -dijo la alemana mientras jugaba con su cabello, después volteo a mirarme, me veía como a un bicho; eso realmente me incomodó- ¿Y tú eres?- preguntó de manera burlona.

-Aurora- dije con las manos en la cadera, no le iba a dar la mano-Bienvenida a nuestra escuela -dije con énfasis en nuestra.

-Bueno, muchas gracias- dijo la chica sonriendo- eres muy amable, espero que podamos ser amigas- dijo mientras se notaba a leguas que no decía la verdad.

En ese momento de la nada Sebastián me tomó la mano.

-Aurora, tengo que decirte algo- dijo mientras me halaba del brazo.

De la nada y ante la mirada atónita de todos, se subió a una de las bancas que estaban allí, miro hacia donde había un pequeño grupo de gente.

-¡Escuchen todos! ¡Tengo algo que decir!- gritó él mientras todos lo observaban completamente mudos- Seré sincero e iré directo al punto, y no, no me importa quedar como un torpe- continúo dejando de gritar pero igualmente en un tono alto, se veía que él quería que todos lo escucharan- Yo Sebastián Couffaine estoy enamorado de una bella y dulce chica, y esa chica es Aurora Pheels- dijo mientras bajaba dela banca y me tomaba de las manos- Aurora Pheels- dijo mientras se arrodillaba y mientras yo intentaba no desmayarme- ¿Quieres ser mi novia?

No podía creerlo, simplemente me sentía eufórica, me volví para ver a Elizabeth quien levantaba sus pulgares y estaba igual o más feliz que yo, no obstante, Matías no estaba y tampoco esa tal Nina, sinceramente no me importo.Después volví la mirada hacia Sebastián quien aún estaba arrodillado en espera de una respuesta.

-¡Sí!- exclamé como una fanática loca en un concierto.

-¡Dijo que sí!- dijo Sebastián en un grito de victoria al tiempo que me levantaba y me daba vueltas, mientras eso pasaba todos en la escuela se veían bastante felices, a excepción de tres chicas: Emma, Dara y Melody.

El resto de ese día fue perfecto, me sentía como una princesa, todo era maravilloso, desde la sonrisa de mi perfecto príncipe hasta la cara de rabia e ira que se mantenía en la cara de cierta bruja oxigenada,eso hacía que ese día fuese aún mejor, simplemente me gustaba verla así, sin contar lo mal que se ponía cada vez que Sebastián me rodeaba con su brazo o me tomaba la mano.

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