Capítulo 7: ¿Porque a mí?

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Ahora eran azules como el cielo...

Mis seres queridos muertos, mi cuerpo cambiando, ya no tenía nada salí corriendo hacia el bosque descalza, las ramas me arañaban mis brazos y mis piernas temblaban pero no podía dejar de correr hasta que el cansancio me pudo y tuve que parar fue cuando de mis adentros solté un grito esto ya era demasiado para mí las lágrimas no salían a la superficie ya que de tanto llorar solo sentía frustración y miedo, mire a mi alrededor estaba en el bosque pocos rayos de sol entraban era un lugar oscuro y frio camine un poco más adelante y vi ruinas antiguas a lo lejos había una especie de arco pero le faltaban algunas piedras de arriba me acerque más a ella pero unos ojos amarillos aparecieron por los lados y gruñidos empezaron a sonar me gire y empecé a correr todo lo que mis piernas me permitían y un dolor fuerte apareció en mi tobillo haciendo que cayera cuando lo vi era un animal enorme con ojos amarillos y pelaje marrón que me miraban con furia, era un lobo, tres más me rodearon mientras que el lobo marrón me arrastraba hacia donde había venido, el dolor era fuerte y aunque le daba patadas el lobo no hacía nada mientras que los otros se acercaban, así iba a acabar mi vida asesinada por unos lobos...

Y de repente una bola de fuego atravesó la noche oscura derribando al lobo marrón que me tenía atrapada el cadáver desapareció al instante y mientras los otros se ponían alerta yo salí corriendo hacia fuera del bosque esta vez sin mirar atrás

Ya estaba viendo el fin del bosque y mi corazón latía fuertemente- un poco más y estaré a salvo- y de repente algo me tiro al suelo cuando levante la cabeza había un lobo gris mirándome enseñando todos sus colmillos apunto de atacarme pero cuando se me iba a abalanzar encima otra bola de fuego lo atravesó haciendo que con ella se desvaneciera, yo atontada no sabía que estaba pasando y encima a la caída me golpeó la cabeza haciendo que todo se me nublara, alguien me agarro por los brazos haciendo que me levantara pero estaba demasiado débil como para aguantarme

-ya te tengo princesa- su voz era dulce y fina pero feroz al mismo tiempo, me agarro a lo modo recién casados y fue cuando me di cuenta que nunca me había sentido tan a salvo así que con todas mis fuerzas pude preguntar

-¿Quién eres?

-Soy tu ángel guardián y he venido a rescatarte


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