I

413 54 19
                                    


Recuerdo que una vez Luhan me dijo que la cosa que más quería en el mundo era irse de ese lugar. "Dejarlo todo atrás, Sehun ¿No suena maravilloso?...

-Claro, todo menos a ti, cariño- corrigió tomando mis manos entre las suyas y besándolas con una sonrisa. -Quiero que me lleves lejos. Muy, muy lejos, donde nadie pueda molestarnos- Le contesté que estábamos en el lugar más seguro del mundo para ambos en ese momento. Enrollados entre sábanas en la cama de su apartamento, nadie sabía que estábamos ahí, estábamos apartados del mundo. Luhan no mostró señal de haberme escuchado del todo y siguió hablando a rienda suelta como para sí mismo.

–Iríamos en un auto y no nos detendríamos hasta encontrar el lugar perfecto para nosotros. Incluso si nos toma semanas, ¡meses!, pero sé que lo encontraríamos en el momento adecuado...

Un pequeño pueblo, una pequeña casa para los dos solos. Después de tener sexo él saldría al porche y fumaría algunos cigarrillos para acompañar al frío. Yo podría ver su espalda desnuda desde nuestra cama "y sabríamos que todo estaría bien, nosotros estaríamos bien". Así era como me lo pintaba.

Pero sólo habló de ello una única vez, susurrándolo en mi cuello y dibujando círculos con sus dedos a lo largo de mi pecho.

-... Un par de cervezas al costado...- rió- Oh, sólo imagínatelo, que tan maravilloso sería. ¿No lo crees, Sehun?

-Sí, dulzura-.

Nunca lo volvió a mencionar en otra noche.

Todavía iría a visitarlo a su apartamento varias noches a la semana, más de las que mi trabajo me daba el lujo, pero con el tiempo menos de las que solía en un principio.

La manera en la que miraba al vacío, la manera en que el humo salía suavemente de entre sus labios... Sabía que en todo lo que pensaba era en escapar, y por la manera en que me miraba, sus ojos llenos de pena y un poco de enojo, supe que él ya se había dado cuenta de que yo no podría ayudarlo en sus planes, mucho menos salvarlo de la asfixia que sentía.

Más tarde en la semana le quise llamar para visitarlo, pero no contestó ni una de las 3 veces que le llamé ni los 5 mensajes que le mandé. La noche que seguía volví a intentarlo, esta vez el teléfono ni siquiera timbró y yo no volví a llamarle ni a verle de nuevo. Lo más probable era que finalmente se hubiera ido y ya estuviera muy lejos de aquél lugar y de mí.

Luhan parecía haberse convertido en una persona completamente diferente a la que conocí un año atrás. Había crecido y madurado amargamente, como si todas las cosas dejaran de complacerle y se hubiera convencido de que nada valía ya la pena que sentía, ni siquiera yo. Necesitaba algo más, pero no sabía qué, y yo no le daba mucha importancia.

Nos habíamos conocido el otoño pasado, en un bar. Era una noche tranquila, y habiendo terminado una serie de tragos me pidió acompañarlo a casa, a lo que por supuesto accedí gustoso. No me pareció que Luhan tuviera particularmente una belleza indescriptible, no que yo fuera demasiado exigente con respecto a esas cosas, pero definitivamente sabía que me intrigaba. Era entretenido y cómodo estar con él, sabía cómo hacer reír a la gente, él tenía esa habilidad, y daba la sensación de que en un parpadeo se había convertido en un amigo cercano.

Pero me había acercado a él por todo lo contrario. Es decir, desde un par de pasos de distancia, sentado por si solo parecía más bien invitar a varias personas con una sola mirada, con una media sonrisa un tanto lasciva y la yema de su dedo circulando la boca de la cerveza. No hubo nadie que no le respondiera la sonrisa y le jugara con la mirada, pero sólo se limitaban a aquello y en cuanto un amigo les miraba fingían no haber estado haciéndole ojitos al chico castaño de camisa blanca. Después de todo aquél lugar también tenía varias chicas lo suficientemente preciosas para poner en burla a cualquiera que mostrara señal de estar interesado en otro hombre.

Y volveré a pensar en ti [HunHan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora