Parte 1: ¿Qué?

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Quizás no lo sepas, quizás no quieras saberlo, pero hay gente viviendo a tu alrededor. No, no me refiero a la gente que está en tu casa, como tus padres, puede que hermanos, ni mucho menos a tus vecinos. Me refiero a los Schads.

Probablemente te refieras a ellos como fantasmas, entes, y nombres ridículos inventados por los humanos. No sólo el nombre es lo equivocado, si no lo que hacen. No se dedican a tirar floreros y cerrar puertas con el fin de asustarte, hacen mucho más que eso.

¿Crees en la suerte? No deberías.

Ellos son los encargados de hacer el balance en esta tierra. ¿Te acuerdas de ese hombre que ganó la lotería? Schads. ¿O el que falleció en circunstancias sospechosas? Schads.

Los Schads tiran los hilos tras una marioneta, millones de millones de hilos atados a millones de millones de marionetas, pero aún así, sin enredar, romper o atrofiar absolutamente nada. Mantienen todo en perfecta parsimonia.

Lo que estás pensando probablemente es "¿Parsimonia? ¿ESTE LUGAR?", y tienes razón. No es tu dimensión de la que estoy hablando, pequeñín. Nunca estarán en paz, ni en balance, porque los Schads los han abandonado.

O al menos la mayoría...

Verás, tu dimensión está tan desnivelada, que es usada como etapa final de las evaluaciones de los Schads para poder entrar en servicio. Algunos, claro, se quedan ahí por voluntad propia, pues el lugar les da lástima, y creen que pueden lograr una diferencia, lograr hacerlo más justo... Pobres.

Las razones por las cuales ellos deciden (o tal vez son obligados a) quedarse en donde estás pueden ser varias. Miles de posibilidades. Lamentablemente no podremos contemplar cada una.

En fin, ¿por qué te cuento esto? Porque tú me lo pediste. Oh ¿no lo recuerdas? Fue hace mucho tiempo atrás, cuando tú no eras el tú de ahora.

Tú solías ser un religioso, extrañamente, muy obsesionado con la ciencia. Descubriste que había una manera definitiva de hablar con Dios. Estuviste años investigando y probando tu teoría, hasta que llegaste a tu resultado final. Decidiste probarlo, ¿Aún no recuerdas? Y lograste comunicarte. No con Dios exactamente, conmigo.

Recuerdo que me rogabas que te dijera qué rayos era yo, y te expliqué que tu pequeña mentecilla era muy básica para entender algo así. Me preguntaste si en algún momento de tu vida podrías alcanzar un nivel mental suficiente para que yo te contase, y yo te dije "No en esta vida".

Fue gracioso para ser honesta, tu cara de confusión total, "¿A qué te refieres con...?" Y yo te decía que sí, ¿De verdad crees que existen tantas almas? No. Se reciclan. Por eso es que, si revisas algún libro de historia, hay coductas que se repiten demasiado. Ideales, personalidades, valores...

Pero explicaré eso en detalle más adelante, estoy aquí para explicarte el qué y por qué de mi raza, porque ahora eres capaz de comprenderlo.

Ha llegado el momento por el que tanto esperaste, joven Dan.

Aunque dudo que ese sea tu nombre ahora.

SchadsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora