La casa de los hechos

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Mientras yacíamos en casa de Cris, decidimos separarnos y escondernos en diferentes partes de la casa.
Cata y yo bajo la cama, Esperanza y Cris en el baño e Izumi y Franck en el armario del sótano.
Estuvimos en silencio durante un rato, hasta que desde la sala principal se escuchó como los cristales rompían en pedacitos.
Lufi había entrado a la casa quebrando la ventana con un martillo de acero forjado que encontró junto a la casa.
Este húsmeaba por cada rincón de la vivienda, con intenciones de encontrarnos y posteriormente matarnos. Lufi decidió ir al sótano, las escaleras de madera que conducían a este, rechinaban por cada paso que daba, él abrió la puerta y a ambos inmediatamente se les erizó la piel.

-¿O..oyes eso? dijo Izumi susurrando lo mas bajo posible.

-¿Ahh? ¿Qué cosa? dijo Franck casi gritando.

Izumi le cubrió la boca con la mano para que no hiciera ruido.

-¡¡Guarda silencio!!
-¿Acaso era necesario gritar? dijo este.

*Le quita la mano*

-¿Entonces como querías que contestara?

-Pues hablando en voz baja, ¿no?

-Aahhh, ya sabía.

En ese momento la puerta se abrió, Lufi buscó varios minutos por el sucio y tétrico sótano sin éxito, rendido, ya estaba por abandonarlo, puesto que no hallaba ningún indicio, hasta que se dió cuenta que no revisó el armario, puso su mano sobre el picaporte de la puerta, dudando en si abrirlo o no, ya que este era muy antiguo y en desuso y a nadie se le ocurriría meterse allí.
Izumi y Franck, intentaban contener la respiración y no hacer el más mínimo movimiento.
Para suerte de ambos, Lufi no lo abrió y simplemente se fué.

-De la que nos hemos salvado, dijo Izumi.

-Ya me estaba ahogando, rezongó Franck.

Estos decidieron buscar un nuevo escondite, ya que el armario era sofocante y de espacio bastante reducido.

Lufi caminó por el pasillo acercándose a la habitación en la que yo y Cata estabamos.
Al parecer, él no se daba cuenta de nuestra presencia en el cuarto, lo cual era bueno..., pero eso se acabó cuando Cata vió una muñeca apoyada en la pared.
Por alguna razón, la cara del juguete le causaba risa.

-Jijiji reía Cata en voz baja.

-¡Silencio! exclamé.

-Esque da risa, susurró, y seguía riendo

-Jijijjijiji.

En cualquier momento ella estallaría en risas y lo que pasaría no sería lindo.
Le cubrí la boca, pero sin éxito, esta me mordió y yo solté un chillido.

-Quiero ir al baño, dijo Cata.

-Tendrás que esperar un rato.

Justo ahí, Lufi se molestó, dió una patada a la puerta y exclamó:

-¡¡SALGAN DE SU ESCONDITE MALDITAS RATAS!!

Este, enfurecido, se fué de la habitación y estabamos algo más tranquilas, al salir, al frente de él estaba un pequeño gatito, mirándolo con unos ojitos azulinos de ternura.

-Mew... mew... maullaba el pequeño gatito.

Lufi, sin ningún remordimiento, lo tomó de la cola y se la cortó con la motosierra, el animal soltó un terrible alarido.

-¡¡Cállate!! dijo Lufi mientras lo cortaba lentamente en pedacitos con las afiladas puntas de la motosierra. Pelos y sangre del gatito quedaron en el suelo.
Al oír los gritos del animalito, Esperanza se asustó y salió del baño, ella gritó con horror al ver aquel espectáculo.

-¡¿Qué sucedió?! dijo Cris exaltado mientras salía del baño.

-M...mi... g...gato.. balbuceó Cris.

-Así se ve mejor, dijo Lufi.

Él se acercó para hacerles lo mismo que al gatito, pero estos, al ver que no tenían sálida, saltaron del balcón hacia abajo, cayendo en un sofá.
Lufi bajaba la escalera y en ese momento vió a Izumi y Franck bajar del sótano, este se abalanzó sobre Izumi y justo cuando acercaba la motosierra a su cuello...

-¡¡Nooo!!

Se escuchó desde arriba, todos voltearon y era Cata, que le lanzó una botella de ácido a Lufi en la cara, la piel de este se empezó a quemar y rasgar, tornándose roja y espeluznante.

Izumi se levantó con espanto y todos lo siguieron, dirigiéndose a la sálida...

-Está cerrado, dijo Cris.

Lufi se levantó con un inmenso dolor..

¡¡YA ME CANSÉ DE USTEDES!! gritó.

Y seguido de eso encendió y lanzó la motosierra como un bumerán en dirección a nosotros, todos se apartaron en seguida...y en aquel instante la puerta se abrió.

-Hola, ¿me recuerdan? soy Tiar....

No alcanzó a terminar la frase, la motosierra había cortado su cuerpo entero, esta cayó al suelo y un ojo lleno de roja sangre rodó por el piso...
Nosotros, aun con respiraciones agitadas, nos levantamos lo más rápido posible y corrimos hacia un carro de policias estacionados muy cerca de aquí, les contamos todo lo que pasó...
Los llevamos a la casa donde sucedieron los hechos, y ahí, estaba Lufi, en el suelo, con quemaduras graves y a su alrededor, el cuerpo innerte de Tiare rodeado de sangre, los policías se lo llevaron en el vehículo... y todos, en medio de la calle, quedamos espectantes al ver como se lo llevaban.

El espejo de mi serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora