Parte Uno.

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No podía creerlo aun...

Su voz se escuchaba tan lejana que no podía evitar pensar que era un sueño. «Mi amor... Mi príncipe, lo había dejado hace unos meses; en los cuales fuimos "solo amigos". No saben lo difícil que fue eso, tenía la miel en los labios.»

Rubén recordaba como había aceptado a Miguel otra vez en su casa, que lo viniera a ver y jugar a la consola un rato; compartir a solas con él otra vez. No podía. Su corazón aun se aceleraba con cada una de sus palabras.

Y sin esperarlo, -aun que lo queria-, el timbre sonó anunciando que su invitado había llegado. Bajó casi tropezando con sus propios pies y cuando abrió no pudo evitar que una sonrisa invadiera su cara al verlo otra vez.
Se veía tan guapo como lo recordaba.

Vio como Miguel lo miraba de pies a cabeza devorándolo con ella, y se dio cuenta de su error; no se había cambiado se ropa y tenia su pijama que era la camisa que se le había quedado a Mangel antes de su separación, esa que le quedaba sumamente ancha.
Sus mejillas se volvieron color carmesí e intentó subir corriendo hacia arriba para cambiarse de ropa pero Miguel lo impidió. Sus miradas volvieron a encontrarse, pero Rubén no quería caer de nuevo ante la mirada... Mas hermosa que había visto...

-Quedate así... -sintió un cosquilleo. Ese susurro le recorrió la espalda entera-. Me encanta verte así.

La tarde pasó entre videojuegos, comida chatarra, risas, silencios y miradas avergonzadas.
Pero Miguel no lo resistiría más, Rubén siempre había sido su mayor deseo, su mas íntimo pensamiento y pecado.

-Me aburro, bebé. -le dijo Miguel de una manera tan sensual que logró hacer derretir a Rubén- Y odio aburrirme.

La mano, para nada pequeña de Mangel, comenzó a recorrer su pierna, su muslo, su rodilla, su cintura. Y de la nada, estaba debajo de Miguel.
Nada podía hacer, él también quería hacerlo... pero ellos habían terminado.

-N-no... Mangel. -dijo en un susurro tímido Rubius, intentando salir de entre sus brazos y luego, lo logró poniéndose de pie. Pero no por mucho, pues Miguel lo atraparía entre sus brazos, agarrado su esbelta cinturita.

-Te extraño bebé, no sabes cuanto.

Sus manos comenzaron a quitar su propia camiseta que ahora estaba en el cuerpo del castaño, deseaba hacerlo suyo de nuevo, recorrerlo con sus manos otra vez.
Un pequeño y sutil gemido salió de los labios de Rubén. Se cubrió la boca muy avergonzado, Mangel sonrió al ver lo que aun causaba en su niño.

Miguel le agarró de los muslos y lo alzó para llevarlo hasta la habitación del noruego. Lo lanzó a la cama no muy bruscamente y se subió sobre él.

-Te quiero... Te amo... Te amo-le decía una y otra vez Mangel al oído, recorriendo su torso, guiándolo al cuarto para sentarse y sentarlo en su regazo-. Dejame hacerte mio de nuevo.

-Solo quieres sexo.

Miguel lo hizo tirarse en la cama y se subió sobre él con su delicadeza, Rubén respiraba agitado, le encantaba la faceta dominante que sacaba Miguel en la cama a la hora de tener relaciones. El como diriguia sus movimientos, como sabia exactamente donde y cuando tocarle, o que cosas de decir y hacer.

-No. -respondió rápidamente Mangel acercándose al oído del chico- quiero hacerte el amor.

Mordió su lóbulo y un nuevo gemido salió de los labios de Rubén. Estaba avergonzado al dejarse seducir tan rápidamente por Miguel, como lo dejaba recorrer todo su cuerpo con unas palabras.

Las respiraciones ya comenzaban a acelerarse, el ambiente se volvía mas y mas caliente, sus cuerpos se deseaban y se pedían a gritos, Miguel lo deseaba, lo quería, lo pedía.

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⏰ Última actualización: Jan 08, 2017 ⏰

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Aburrido |Rubelangel| (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora