Contigo Otra Vez.

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El calor que habían compartido minutos antes aún los abrazaba con fuerza. Aún sentían el calor del otro aunque estuvieran a una distancia considerable.

-Así que...mañana es feriado- comentó Musa con la taza de café en la mano.

Riven solo la admiraba. Al fin tenía de nuevo todo el derecho a protegerla, a quererla, a tocarla. Pensaba si algún día ella podría entregarse de nuevo a él. Observaba como se recostaba sin ninguna desconfianza en el sofá. Como pensaron en no salir ni para comprar algo y volver, ella había optado por usar el pijama, una de las recientes colecciones de su amiga.

-Riven, ¿me escuchas?- repitió al ver lo embobado que se veía.

-¿Que?, oh...si, si- balbuceaba después de sacudir su cabeza en un intento de quitarse esos pensamientos.

-¿Y que harás?-

Se quedó mirando su estrecha cintura unos momentos procesando la pregunta. No había pensado en que haría ese día, a su madre no la conocía y le daba lo mismo, para Riven era un día más del año.

-No lo sé- de golpe asumió que Musa le preguntaba eso para mandarle alguna indirecta de las suyas, esto teniendo en cuenta que ella ya sabía lo que había pasado con su madre. -¿Tú que piensas hacer?-

-Bueno...- al dejar la taza vacía en la mesa pequeña de adelante se incorporó un poco, cruzando sus piernas como tanto le gustaba. -Discutí con mi padre y no creo que quiera hablarme...así que creo tampoco se que haré-

-¿Puedo saber por qué discutieron?-

-Le dije que volvería contigo hoy-

En un momento se sintió culpable de ser el motivo por el cual Musa no sabría que hacer un día tan importante para ella. Luego de pensarlo aprovechó que estaba acostada y lentamente se apoyó encima con delicadeza.

-¿Qué haces?- le preguntó entre risas mientras acariciaba su espalda.

Con un gran impulso comenzó a besarla, siendo correspondido sin duda alguna. La amaba, y quería demostrárselo. Sus manos viajaron para acariciar la zona de la cadera y las piernas, mientras ella le subía poco a poco la remera.

Se separaron apenas para deshacerse de la prenda de Riven dejando al descubierto su músculos bien marcados y su torso. Entre tantos besos y pasión, el short de Musa había aparecido en el suelo y no parecían con intenciones de detenerse.

-Maldición- espetó Riven al escuchar un teléfono vibrando en la mesa de vidrio con ella encima de él.

-Es el mío- se sentó en el estómago de su acompañante para inclinarse y tomar el teléfono -¿Si?-

-¡Musa!-

-Hola Dalila- sonrió al reconocer la voz de su amiga.

-Oye, teniendo en cuenta que son las tres de la tarde, ¿te gustaría hacerme una visita a las cuatro?- ofreció la rubia con carisma.

Si no fuera porque estaba sintiendo unas suaves caricias que iban desde la cadera hasta toda la pierna le hubiera contestado mucho mas rápido.

-S-si claro...- apenas le contestaba con aquella distracción.

-¿Segura? ¿Te pasa algo Musa?-

-¡No!- se apresuró a decir para no levantar sospechas lo que sobresaltó a Riven causándole gracia a la oji-azul.

-Ok, ok, tranquila. ¿Entonces nos vemos en el café Magix?-

-¿Hablas del que está en la avenida principal?-

Amor vs AmistadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora