X

74 12 1
                                    

La sombra de un gran árbol les hacía compañía ante las luces que comenzaban a asomarse. El Sol comenzaba a bajar para dejar a la Luna hacer de las suyas dejando al cielo con unos hermosos tonos.
La castaña recargaba la cabeza en su hombro, se sentía seguro cuando estaba con ella. Protegido. Que no estaba solo.
Además de ser su única amistad fuera de internet y que se encontrará su lado.

Tengo miedo, Seán –rompió el silencio.–

La última vez que la escucho decir eso fue al año de conocerla, cuando los ataques habían comenzado. La observó con tristeza y dulzura, guardó silencio esperando a que continuará. 

Tengo miedo del futuro, de lo que pueda pasar –observó como es que el Sol desaparecía.– tengo miedo de que te vayas sin avisar . . . y que no vuelvas más.

Lo miró con lágrimas en sus ojos, tomó el rostro de la castañas y le obligo a verle, le dolía verla así puesto a que ella siempre había sido la que lo llenaba de alegría cuando sólo quería desaparecer.

Tu mismas dijiste que no me dejarías otra vez –dijo acariciando con los pulgares sus mejillas, secando las lágrimas que comenzaban a caer por esos hermosos botones.– entonces yo tampoco me iré, ¿esta bien?.

Asintió, confiaría en su palabra.
Jack sonrió y se acercó al rostro de su acompañante, le devolvió aquel beso con el cual alguna vez _____ huyó.
Era uno tierno, uno con las que no necesitabas palabras para expresarte. 

Al poco tiempo se separó, juntando su frente con la ella, los dos tenían una sonrisa. Sentía un tranquilizante cosquilleo, sintió como es que sus preocupaciones se esfumaron por un rato, dejándole en tranquilidad.

[ . . . ]

Jack la había acompañado a casa pata después retirarse a su apartamento, dejándola sola.
Cerró la puerta y se dirigió a su habitación, donde se tumbó a su cama para abrazar su almohada con una pequeña sonrisa.
Podía ver a la Luna y a sus millones de acompañantes iluminar el oscuro cielo; le daban paz y tranquilidad.

Son hermosas –dijo el de cabellos negros y ojos azulados.–

Es divertido mirarlas –agregó el castaño.–

Buenas noches –finalizó la chica.–

Cerró sus ojos y dejó que la oscuridad de la fría noche la arrullara, dejó que sus miedos y temores se fueran con la luz del día. Ya no estaría sola.

Por otra parte, Seán ya hacía acostado, jugando videojuegos, una enorme sonrisa se mostraba en su rostro, una sincera.
Después de todo, después de la tormenta aparece un bello arcoiris.

Continuará . . .

Please, Don't Go [Jacksepticeye]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora