Llegada a Kokuyo land.

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Reborn estaba loco, eso siempre lo había tenido más que claro, pero conservaba la esperanza de que toda aquella locura de su tutor desapareciera con el tiempo y las torturas dirigidas hacía su persona se terminaran, después de todo el hitman quería que él fuera el décimo y no podría serlo si estaba muerto.

Sin embargo la última gran idea del mejor asesino del mundo le había dejado algo mucho más claro que su locura, y eso era que Reborn no tenía cura y nunca la tendría, eso fue lo que pensó cuando el susodicho se acercó a él con una sonrisa de oreja a oreja y le dijo en su tono más alegre.

–A partir de hoy vivirás con Rokudo Mukuro en Kokuyo land, ya le he avisado a mamma, que tengas buen viaje.

La sorpresa que lo había invadido no había sido nada comparada a la total perplejidad que sintió al enterarse de que su guardián de la niebla estaba más que dispuesto a recibirlo siempre y cuando le diera su cuerpo... ¡Eso había sonado mal en todas las maneras posibles! ¿Es que acaso no conocía a nadie que fuera aunque sea un poco normal? La respuesta era obvia, no.

Con pesadez ingresó al viejo edificio en el que a partir de ese momento viviría hasta que su amable y bondadoso tutor decidiera que podía volver con su querida madre y los niños, "Extraño a mi madre, tengo el presentimiento de que aquí voy a sufrir".

Mientras el castaño ingresaba a la dulce y acogedora morada de la banda de Kokuyo, el líder de la misma sonreía divertido al ver los nerviosos movimientos que su querida Nagi y su sirviente más cuerdo realizaban para intentar limpiar la que se supone era la estancia de la casa.

–Kufufufu~, deberían calmarse un poco, después de todo sólo es el Vongola el que viene de visita–Comentó el ilusionista con indiferencia, los otros dos lo fulminaron con la mirada.

–Precisamente porque es él es por lo que estamos acomodando su desastre, Mukuro-san–Chikusa ignoró la mirada de incredulidad de la piña.

El ilusionista admitía que también se encontraba medianamente nervioso, ¿Y cómo no? Tener a Sawada Tsunayoshi viviendo bajo su mismo techo sólo podría significar una cosa, problemas, sin embargo cuando el ex-arcobaleno del sol se había acercado a él con una brillante sonrisa y le dijo.

Vivirás con dame-tsuna hasta que yo diga que él puede volver a casa si no quieres que tu más oscuro secreto sea revelado y sabes que eso podría mandarte de vuelta a tus vacaciones con Bermuda.

Sí, definitivamente había sido amenazado y no se sentía precisamente orgulloso de ese hecho, sin embargo no le molestaba demasiado en realidad y fue así como había encontrado el lado bueno de convivir con aquel futuro mafioso, "Será más fácil poseer su cuerpo si vivimos juntos" que ingenuo.

Conviviendo con la piña.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora