Silencio... Nada podía llegar a los oídos de la peliazul. Lo último que recordaba era que había decidido ayudar a una niña... Que hablaba de una manera tan peculiar. Pero tras un rato de tener su mente confusa, se levantó. Parecía estar en otro lugar... Aparentemente.
— ¿Dónde...? ¿Dónde estoy? —
Pregunté, llegando a observar alrededor. No reconocía ese sitio, pero algo era seguro, tal vez, yo era la única que estaba ahí. Decidí salir de la pequeña habitación donde estaba, y caminé por el pasillo, pero... La decoración era bastante extraña.
— Upupu... Upupupu... ¡Miaya-san ha despertado al fiiiiiin~! —
Se prendieron algunos televisores, llegando a mostrar a la peliverde. La cual sostenía un peluche de Monokuma. Sí, era la mismísima Towa Monaka.
— ¿Uh...? ¡Tú...! ¡Tú me trajiste aquí! ¿Qué se supone que quieres de mí...? —
Miré hacía uno de los televisores, aún aturdida. Pero algo dentro de mí me decía que esa pequeña inocente a la que decidí ayudar... Me traería malas, malísimas experiencias.
Por tal motivo, no me moví, tal vez serían trampas lo que había por ese sitio, tal vez debería de oír lo que ella tendría para explicarme.
— Oh, claro. Monaka-chan ha traído a Miaya-san aquí. Upupu... ¡Y lo que ella quiere, es jugar con ella un buen... Buen rato! Tal vez te agrade y todo. ¿Pero no deberías de correr? Así no es divertido... —
Y tras aquel anuncio, soltó al Monokuma, llegando a poner las manos en la mesa, y se acercaba a la pantalla, sonriendo de manera siniestra, apretó un botón, para que se cerrase todas las salidas posibles. Seguidamente, el sitio donde estaba la peliazul empezó a temblar.
Pero eso no sería ni de lejos lo que le esperaba a la terapeuta. Definitivamente.
— ¿Pero qué...? ¡Eso no suen--! —
Pero no pude continuar lo frase, dado que el suelo empezó a moverse. Iba a retroceder, hasta encerrarme en la habitación de antes, pero una reja impedía mi paso. Por lo que, empecé a correr sin rumbo fijo hacia adelante, fijandome de cada detalle, no quería que de repente saliese algo y...
... Creo que había hablado algo rápido, dado que sentí como algo rozó mi brazo izquierdo. Dolía, dolía mucho, pero no me iba a dejar vencer por alguien como esa niña. Mi grito se escuchó algo extraño, dado que tenia mi bufanda roja puesta, pero me la retiré y la coloqué alrededor de la herida para después, hacer presión en la misma.
Yo quería creer en esa esperanza tan contagiosa en la que me hicieron confiar. Todos, cada uno de ellos, quería comprobar si en una situación tan desesperante como lo era la que vivía, podía salvarme la «esperanza». No quería rendirme, no debía rendirme.
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Ejecución de Gekkogahara Miaya. [oneshot]
Short StoryTras ser engañada por Towa Monaka; Gekkogahara Miaya, líder de la séptima división a cargo de la seguridad cibernética, está en su «súper-duper-desesperación-inducida». Universo alterno en donde la sucesora de Enoshima Junko decide poner a prueba su...