Toda la noche estuvo en mi cabeza.
Su mirada, sus ojos, su sonrisa... Su voz repitiendo que nos volveríamos a ver. Pero yo lo estaba viendo, y no era el glaciar que normalmente era. No, él era tierno, dulce, encantador. Era muy cálido, era tan cálido que quemaba. Era fuego, un vivo y travieso fuego que rodeaba mi cuerpo, que lo acariciaba, que lo reclamaba como suyo.
-¿Me extrañaste?- oí de su voz hecha un eco a pesar de que lo tenía en frente, pegado a mí, su pecho desnudo apretado contra el mío.
-Demasiado...- contesté y cuando pegó sus labios a los míos, con pasión, con fervor, me estremeció, haciéndome soltar un suspiro pero quizás él no lo entendió, ya que dejó ese tipo de beso y lo convirtió en solo la presión de nuestros labios.- Harry...
-No volverás a alejarte de mí, ¿Oíste?- advirtió con sus labios acariciando los míos en cada palabra.- No voy a permitírtelo.
-No, no quiero volver a alejarme...- susurré y él acarició suavemente mi mejilla con el dorso de su mano antes de inclinarse y besarme tiernamente los labios.
-No entiendo por qué no pudiste decirme todo esto al teléfono y por qué tengo que esperar a oírte decir estas cosas dormida.- murmuró y una pequeña alarma se encendió en mí.
-Espera, ¿Qué? ¿Dormida?- pregunté pero el Harry frente a mí desapareció como una nube de polvo.
Observé a mi alrededor, la preciosa chimenea junto con los muebles hermosos se desaparecieron de igual manera y comencé a retorcerme. Si esto era un maldito sueño, esa era la única manera en que podría despertarme.
Esto es un sueño, Jess. Tú los controlas, no ellos a ti. Solo tienes que despertar...
Me senté de golpe y aspiré profundamente, tomando todo el aire como si hubiese estado bajo el agua durante más de diez minutos. Jadeaba demasiado fuerte, concentrando mi atención en mi respiración antes de notar que no estaba en mi casa.
No, yo estaba sentada en un sillón, verde militar. Y una gran persiana caía hasta la mitad de una gran ventana que dejaba entrar un poco de la luz del sol afuera, lo que, combinado con la lampara en la mesa de noche de junto, daba al ambiente cierta calidez en la oscuridad. Volteé la vista hacia otro lado y logré ver una ventana a lo lejos, con una cortina cerrada, cuadros colgados en las paredes. Una puerta estaba media abierta dejando la luz del baño salir y cuando oí pasos acercándose a mí del lado contrario, detrás de mí, bajé mi mirada.
-Al fin despiertas...- dijo con toda seguridad, cada paso oyéndose más cerca. Vi mi cuerpo y me sorprendí al ver que llevaba un delicado camisón negro de encaje, que tenía un escote demasiado grande y dejaba a la vista más piel de la que cubría mi gran remera con la que dormía.
-¿Qué hago aquí?- pregunté casi sin voz, rodeándome mejor el cuerpo con la manta que había estado cubriéndome. Levanté mi mirada hacia atrás y él pronto se puso de cuclillas a mi lado. Sus ojos verdes, tan profundos, tan hermosos, pero no me distraerían.- ¿Qué hago aquí, Harry?
-Hasta hace dos minutos... Dormías.- contestó con toda calma, llevando su mano hasta mi hombro. Acarició mi piel suavemente y levantó con lentitud la pequeña tirita que sostenía la tela cubriéndome.
-Pero yo no me dormí aquí.- le discutí, apartando su mano con la mía pero me sujetó con esos fuertes dedos para hacerme a un lado y dejar su pulgar enganchado en mi clavícula, con sus demás dedos sobre mi hombro.
-Lo sé, para mi suerte, tienes el sueño pesado.- susurró inclinándose hasta que sentí su aliento contra mi cuello.- ¿Tuviste un bonito sueño? Porque te oí decir mi nombre...
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Crazy Little Things In My Head (Crazy Little Things #1) [TERMINADO]
Romansa"Mi cabeza siempre discuté conmigo misma." "No es mi culpa, estoy enferma." "No quiero ser vulnerable, no quiero una protección, pero hay una sola persona que me hace cambiar de idea. Siempre lo hizo." Jessica Edwards sufre de un grave trastorno man...