Todo cobra sentido cuando descubrimos que los recuerdos no son más que pedacitos de vida.
Es por esto, que recordamos cuando vida es lo que nos falta.
Cuando nos falta vida somos inmunes al presente.
Cada vez que escuchas tu canción, y que sentís ese perfume a cereza o a cambio de estación, estas recordando. Y recordar no es más que buscar vida, en donde no la hay. Es intentar salvar un pasado que se rindió en el futuro.
Somos amantes de recuerdos cuando hoy perdimos la vida. Cuando estamos muertos en el camino.
Amantes de recuerdos cuando queremos revivir. No revivir momentos, sino a nosotros mismos.
Recordar no siempre significa querer volver al pasado. A veces simplemente significa necesitar encontrarle vida a nuestro presente para poder respirar. Y que mejor manera de traer vida, que recordando.
Si los recuerdos no son más que un pedacito de vida. Y cuando se trata de la vida, no importan los tiempos. Recordar permite romper con esa barrera.
Recordamos cuando necesitamos buscar en el ayer ese pedacito de vida que nos falta para revivirnos.
Recordamos entonces, cuando pedimos a gritos un poco de vida en nuestra vida.