Capítulo 23

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Se recostó en el viejo sofá, ya que después de comprobar el colchón, decidió que éste era más cómodo si quería dormir y no terminar con toda la espalda contracturada.

Su única compañía era la televisión encendida. También, era la única luz en medio de la oscuridad. Pensó que hubiera sido una mejor idea ir a donde estaban Bob y Wade alojados con sus esposas, pero recapacitándolo, capaz no iba a ser lo más correcto del mundo para su sanidad. Está bien; estaría acompañado de sus amigos que con gusto lo ayudarían a salir de esto, pero necesitaba soledad para procesarlo, no más voces aturdiéndolo, porque con la suya ya le bastaba.

Desde la llegada a ese apartamento, no había parado de toser. La situación vivida al parecer había hecho que sus defensas se fueran por los suelos, y el polvillo del ambiente tampoco ayudaba. Dando vueltas en el reducido espacio de apoyo, terminó cayendo al suelo torpemente. Desde la habitación de abajo se oyeron insultos dirigidos evidentemente hacía él por el estruendo que había causado.

Poniéndose de pie y sacudiéndose la ropa, llegó a la conclusión que lo mejor sería mantenerse despierto, por lo menos durante aquella noche, y dejar de intentar descansar porque su cerebro no cooperaba para nada. Buscó entre sus maletas la cámara, dispuesto a hacer un vlog, cosa que usualmente nunca llevaba a cabo, pero era el único medio que tenía en ese momento para hacerle saber a la gente que estaba bien y que no se preocuparan por la ausencia de vídeos, que pronto todo volvería a la normalidad...

Eso era lo que más deseaba.

Comenzó con su típico saludo, para proseguir diciendo -Ahora mismo, me encuentro... Totalmente solo, como pueden observar. No estoy en mi casa, y no lo estaré durante unos días, ¡pero no se preocupen! Yo -no se dio cuenta, pero su voz temblaba- volveré y seguiré adelante con el canal, ¿sí?... Y perdónenme -cortó la grabación, prediciendo el llanto.

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- ¿Estás seguro que mi idea es buena?

-Claro que sí, ¡me parece fabulosa! ¿Cuánto crees que tardaremos en arreglarlo?

-Supongo que tendría que contactar con el dueño o algo así... Y utilizar el dinero finalmente en una buena causa. Pasaran algunos días hasta lograrlo.

-Estoy tan emocionado, ¡quiero que suceda ya!

-Todo a su debido tiempo. Primero, tendremos que conseguirte con Marzia un buen traje, ella sabe de ese tipo de cosas...

- ¿Y luego?

-Ya veremos que otra sorpresa agregamos.

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Oh, dolor de cabeza. Hacía tanto que no se encontraban.

De tan buena calidad eran las cortinas -nótese el sarcasmo- que la luz pasaba como nada a través de ellas, haciendo parecer que era mediodía o algo así cuando en realidad eran apenas las seis de la mañana. No había parado de tener catarro inclusive despierto, y se preguntaba si la gente de las otras habitaciones lo habrán insultado tanto como él pensaba. Sin verse al espejo del baño, predecía su aspecto desaliñado y espantoso, con ojeras y la cara sucia. Debía salir a la calle en busca de alimentos y algún remedio, porque las cosas se estaban poniendo feas.

Así como estaba, se colocó una campera negra y bajó las escaleras. La vieja Suzy ya se encontraba en el hall. Ni siquiera levantó su cabeza de la revista de chimentos para saludarlo. Él tampoco tenía ganas de intercambiar palabras con ella de todas formas.

Tapó su cabeza con la capucha, para reducir peligros de encontrarse con algún desconocido o seguidores en sí. No quería que se llevaran la desilusión de ver cuán bajo había caído y con el mal humor que llevaba, seguro rompería el sueño de algunos de ellos que siempre lo veneraban con el ideal de "buena persona". Cuán equivocados estaban.

Caminó algunas cuadras hasta llegar al mercado. Entró, tomó lo que el dinero le permitía comprar (lo básico y necesario) y rápidamente, se colocó en la fila de la caja registradora.

Mirando a todas partes con paranoia, la espera se le hacía eterna. Quería pagar y salir corriendo de allí.

Lástima que fue muy tarde, porque alguien ya lo había reconocido.

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