Jazmín había tenido un día terrible en el broker de riesgos de trabajo donde hacía años que trabajaba. Se sentía cansada de trabajar estos últimos días horas extras para preparar un informe que la pondría a la cabeza de su grupo de compañeros. O eso creía, hasta esa tarde cuando descubrió que alguien de su grupo le había plagiado su trabajo, entregándolo como propio y poniendo en jaque todo el esfuerzo que venía haciendo durante meses. Noches en vela, estudios de campo y horas extras, solo para ver que la vida se le reía en la cara.
Se sentía tremendamente frustrada y llena de ira, su cabeza maquinaba mientras caminaba hacia su casita, mil maneras posibles de vengarse de su mal nacido compañero de trabajo.
El vil traidor de seguro le había jackeado su computadora y copiado todo el maravilloso trabajo por el que ella había quemado tiempo y pestañas en armar. Y cambiarlo por un simple ejercicio de escuela, como lo habían llamado sus superiores.
Explotaba de ira, la habían humillado después de años de ofrecerse para sacar adelante la compañía y volverla en una de las mejores del mercado.
Claro no siempre fue así, y después de haber cambiado las cabezas del directorio, todo se torno un poco más competitivo de lo normal. A pesar de sentirse a sus anchas, trabajando en lo que mas amaba en la vida después de haber estudiado la licenciatura de seguridad e higiene, esta chica ruda no tenía remordimientos cuando debía salir adelante.
Pero este golpe bajo y ruin, la puso mucho mas allá de sus esfuerzos por intentar explicar que todo había sido un robo. ¿Cómo demostrarlo? ¿Quién le creería?
Mientras caminaba y pateaba todo a su paso, latas, bolsas de basura, un gato se salvo de su ira al moverse a último momento. En verdad ella no pensaba patearlo, pero si el pobre gato se llevo un buen susto al notar el nivel de enojo que esta loca andante llevaba consigo.
Para colmo de males, además de haber salido muy tarde de la oficina, ya eran casi las 22hs y todo estaba desierto, recordó que tenia la heladera vacía y no tenia nada para cocinar.
Pero la mayor suerte fue al ver en las escaleras de la entrada de su casa, casi tapado por los arbustos a este hombre de casi dos metros, enfundado en cuero, totalmente borracho y desmayado abrazado al arbusto que se encontraba a un costado de la puerta principal.
Jaz subió despacio las escaleras, no sin antes mirar hacías los costados de la cuadra esperando que alguien estuviera al menos para gritar y ser socorrida en caso de que la inmensa masa de cuero la atacara.
Al llegar más cerca del bulto en cuestión, notó que el supuesto motociclista, supuesto ya que estaba vestido de pantalón y chaqueta de cuero, y unas botas enormes como esas que usan los pandilleros. Despedía un olor a alcohol que creyó que la planta que tenía abrazada cual almohada se secaría en cualquier momento.
Al parecer el sujeto estaba totalmente dormido, por lo que ella decidió seguir acercándose cuidadosamente, usando el maletín del trabajo como escudo. También tenían puestos unos tacos agujas de infarto, con los que imaginó que serían adecuados para su "supuesta promoción laboral". No fueron tan en vano al final el usarlos, ya que podrían ser usadas como un arma mortal si el sujeto intentaba despertarse de mala de manera de la mona que venia durmiendo.
Enorme fue su impresión cuando al acercarse un poco más, mientras se agachaba levemente pudo verle mejor la cara al vagabundo.
Tremenda la sorpresa cuando pudo darse cuenta de lo buen mozo que este era; mandíbula cuadrada, nariz angulosa y unos pómulos bien definidos. Más fue el susto cuando al acercarse el extraño roncó.
Si, el desgraciado decidió roncar ruidosamente justo cuando Jaz bajaba la guardia mientras observaba el extraño tatuaje que llevaba en el lado derecho de la cara. Un buen salto pegó del susto, el cual la hizo trastabillar y caer de cola al piso. Claro que nunca dejo de sostener a su escudo-maletín, lo cual provocó que al no poner ninguna mano para amortiguar la caída, el golpe en sus posaderas se hizo doloroso. Al mismo tiempo la caída la obligó a cerrar los ojos, rezando por que el extraño no se hubiera despertado. Por lo que fue un tremendo alivio el notar, abriendo un solo ojo para espiar, que el vagabundo seguía dormido, pero con la boca abierta.
Despacio Jaz fue abriendo su otro ojo, y juntando coraje tras notar que el hombre no despertaba aún, se fue acercando un poco más hacia su rostro, hipnotizada por el extraño tatuaje que este llevaba desde la ceja hasta la mitad de su rostro.
Mientras lo miraba detalladamente, cometió el terrible error de soltar con una mano el maletín que llevaba y como si se sintiera hipnotizada, llevó muy despacio su mano hacia el tatuaje. Tenía la tremenda curiosidad por sentir el entramado extraño y muy peculiar que tintaba esa hermosa cara. Ni siquiera pudo acercarse, una mano enorme enguantada la tomo fuertemente, y luego de sentir que levemente su eje se movía se dio cuenta que el extraño la había dominado y ahora era ella la que se encontraba debajo del inmenso motociclista.
Dos ojos fuera de este mundo la penetraban, así como el olor a alcohol que esa boca manaba.
-No me hagas daño por favor.
Solo atinó a susurrar mientras miraba la furiosa miraba del extraño, que a su vez le gruñía y de la boca le asomaban unos filosos colmillos.
<¡¡Colmillos!! ¿¿Además, de borracho y tener unos ojos y tatuajes fascinantes este hombre tiene colmillos??? ¿¿Con que clase de loco me he cruzado??>
Pensaba Jaz, a la vez que rogaba que el extraño motociclista con colmillos no le hiciera daño. Intento abrir la boca para al menos decirle que no le hiciera daño, pero no fue necesario. El extraño en segundos se desplomo encima de ella, y siguió durmiendo como si nada, sobre su pecho. A la vez que balbuceada una sola palabra.
-Jane...
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Hermosos colmillos.
FanfictionCuando volví de la oficina después de un día tremendo en el trabajo, no pensé que me encontraría con esta sorpresa... El veneno viene en frasco chico me han dicho más de una vez, pero esta vez el veneno venia en un tamaño enorme, vestido de cuero y...