El regalo perfecto

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Cada uno de nosotros estaba en shock por lo ayer, sobre todo Esperanza, que por las noches temía que Lufi volviera a acechar la casa, esta dormía siempre con una lámpara a su lado y abrazada a un conejo de peluche.
Es por eso que, para olvidar todo y despejarse un poco, Cata propuso la idea de ir a vacacionar a una isla, idea que a todos les pareció grandiosa.

-¡Sería genial! dijo Cris.

-¡Me gusta la idea! exclamó Izumi con un aire de emoción.

-¡Y habrá mucho para grabar! dijo Esperanza.

-¡Y habrá comida! siguió Franck.

-¿Cuándo será el viaje? pregunté.

-Mañana mismo a las 4:00 de la tarde, dijo Cata.

Estuvimos de acuerdo y esperamos ansiosos hasta el otro día, yo no podía dormir pensando en el viaje, el solo hecho de pensar lo maravilloso que podría ser no me dejaba conciliar el sueño.
Luego de unos 15 minutos logré dormir y la noche pasó volando.

Todos nos alistamos y decidimos juntarnos en el mismo parque de la otra vez, y desde ahí caminamos rumbo al puerto, desde el cual zarpan cruceros, barcos, etc.

Esperamos un tiempo hasta que, el crucero que habíamos alquilado llegó y nos recogió a todos, este se marchó en cuanto subimos y en pocos segundos ya estabamos en el centro de un inmenso mar azul.
Aquel crucero era hermoso y bastante amplio, este ofrecía todas las facilidades que tiene un hotel en tierra, tal como alojamiento, comida, bebidas y diversos entretenimientos: bares, piscina, teatro, actividad deportiva, show nocturno, entre otros.
Cada salón era lo más lujoso que podrías imaginar, con los mas elegantes y refinados detalles, como si estuviese sacado de un cuento.

-¡¡Woow!! exclamo Cata mientras miraba desde la baranda hacia abajo.

-¡El mar es hermoso!

-¡Ya lo creo! dijo Esperanza mientras con su cámara profesional grababa los pequeños peces que movían sus aletas al ritmo de las tranquilas y cristalinas aguas.

-¡Me encanta! exclamé.

Izumi y Cris volvieron con unos refrescos y se sentaron alrededor de una pequeña mesita.
Decidimos acompañarlos, y entre tantas charlas y risas Esperanza preguntó:

-¿Y Franck?

-Está en la cocina, buscando algo de comer, respondió Cris.

-Era de esperarse.

Pasó un rato y Franck se asomó por la puerta con una bandeja de empanadas.
En el momento en que Cata intentó sacar una empanada este alejó la bandeja.

-Si quieres comer hay algo que se llama cocina, dijo Franck mientras se comía la empanada de un solo mordisco.

-¡Qué mezquino eres! rezongó Cata.

Los demás solo miraban, ya que sabían que Franck no tenía ninguna intención de compartir la comida.
Nos acercamos a la baranda a contemplar como el sol bajaba lentamente en el horizonte, creando un atardecer de numerosas tonalidades que se mezclaban entre sí, estas a su vez se veían reflejadas en el agua...

*Mientras graba*

-Estos seran lindos recuerdos, dijo Esperanza.

-Ya lo creo, comentó Izumi.

En ese instante, repentinamente un delfín saltó a la altura de la baranda e hizo que a Franck se le cayera la bandeja de empanadas en el mar.
El delfín, sin importarle, se hundió en el agua salpicando leves gotitas con su cola y se comió las empanadas restantes frente a Franck.

El espejo de mi serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora