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Will, Mario y Nan no habían encontrado nada más interesante que el generador y las luces en buen estado. Todo lo demás mostraba los embates del tiempo; quince años de abandono con una guerra como causa principal. Nunca habían tenido grandes esperanzas, sin embargo no perdían nada con intentar. Nan se encaminó a la siguiente escalera, la cual la llevó al subterráneo número dos, donde las luces también encendieron con normalidad. Recorrió el lugar con la mirada, pero aparte de ver lo que había sido un laboratorio de alta tecnología en los tiempos dorados de aquella ciudad, solo vio artefactos rotos en el piso y uno que otro papel que al más simple tacto se deshacía. Sin embargo, sobre una mesa oxidada pudo ver una carpeta cuya etiqueta, apenas visible, decía:

Jon Wallace, sexo masculino.
Edad: 19 años
Fecha de nacimiento: 03 de octubre 2230.
Fecha de muerte: 25 de diciembre 2249.
Causa de muerte: sobreexposición a radiación, cáncer a la piel y leucemia, demencia.

Si los cálculos no le fallaban, la muerte de aquel chico había sido hace dieciséis años, apenas un año antes de que se desatara la guerra y la posterior explosión nuclear que había desolado al lugar.

Embargada por un sentimiento de melancolía, siguió recorriendo el lugar, notando así que habían muchas más historias clínicas como las de Jon.

Eugenia Cerón
Edad: 20 años
Fecha de nacimiento: 23 de enero 2229
Fecha de muerte: 02 de noviembre 2249.
Causa de muerte: sobreexposición a la radiación, envenenamiento con uranio, cáncer al estómago, demencia.

Roberto García
Edad: 25 años
Fecha de nacimiento: 14 de agosto 2223
Causa de muerte: sobreexposición a la radiación, cáncer ramificado, demencia.

Absolutamente todas las personas habían muerto ese año: 2249. Y todas por sobreexposición y algún tipo de cáncer. Y de demencia...

- Aquí hay gato encerrado- dijo en voz alta- No puede ser casualidad.

- Vamos niña, no es tan difícil como parece- habló una voz detrás de ella.

No era Mario, ni Will.

Ni nadie que ella conociera.


...


-Entonces- dijo Sol, mientras observaba con desánimo un montón de remedios y jarabes que habían vencido hace ya muchísimo tiempo - Estamos perdiendo el tiempo ¿No?

-Eso parece- contestó Ana- No vamos a encontrar nada que nos sirva. Ni siquiera hay partes de la estructura de este armatoste que nos sirvan para reparar algunas cosas allá en El Refugio. Lo único provechoso ha sido matar unas bestias, pero ¿De qué sirve? Siempre serán más que nosotros.

-Chicas, chicas- canturreó Nico con ánimo- No piensen de manera negativa. Si nos mandaron aquí es para algo importante.

-Quizás nos mandaron a morir- le contestó Sol- Tiene sentido.

-Si eso hubiesen querido, ya hubiéramos muerto- dijo Nico con convicción en la voz- Al menos uno.

Fue entonces cuando oyeron un grito, y luego una explosión.


...


La que había gritado era Ren.

El mutante que había sido sorprendido comiendo las ratas (vivas) no había dudado en tirársele encima y pretender pelear con ella cuerpo a cuerpo. Automáticamente Ray trató de sacárselo de encima, sin embargo el mutante era mucho más fuerte e insistente. No podía darle un tiro, sabía que su arma era tan potente que atravesaría el cuerpo huesudo del ser y heriría a su hermana. No iba a arriesgarse de esa manera.

Rob trataba de golpearlo con su rifle, pero el mutante no dejaba de zarandearse sobre el cuerpo de Ren, tratando de morderle el cuello por sobre el traje anti radiación. Su piel, cubierta de heridas y ampollas manchaba de herida el traje blanco de Ren y su baba, de un color café similar al que adoptan quienes mascan tabaco, manchaba su visor y su máscara de gas.

Afortunadamente algo lo detuvo.

Sobre sus cabezas oyeron una fuerte explosión. Acto seguido un montón de escombros cayó sobre ellos, y luego un silencio infinito invadió sus oídos.


...


Por alguna razón, Sam decidió recorrer una a una las salas de aquel piso. "Pediatría" se leía en un letrero que apenas se sostenía sobre sus cabezas. "Cirugía infantil", "Neonatología", "Vacunatorio", "Salas". Sam entró al pabellón se cirugías, seguida de Yaneth, que miraba todo con un deseo evidente en la mirada de que un hospital como ese, pero nuevo, funcionara. Para ella era un paraíso destruido. Y no hay nada peor que ver la imagen misma de tus sueños hechos añicos.

- ¿Crees que algo de aquí te sirva?- preguntó Wade, tratando de sonar amable.

- La verdad no lo sé- contestó Yaneth mientras recorría el pabellón- Quizás está todo demasiado sucio como para volver a ocuparlo. Y qué decir del equipo- mencionó mientras acariciaba una increíble máquina para operaciones con microscopio incluido, además de láser y un brazo robótico- Debe estar roto. Por completo.

- ¡Miren esto!- gritó Sam al salir del pabellón, señalando con su dedo índice lo que parecía ser un pequeño jardín al medio de un conjunto de salas de hospitalización con grandes ventanas.

- Debió ser lindo mirar un jardín mientras estabas internado- dijo Wade- Veamos qué queda de él.

Se trataba de un conjunto de pequeños pinos en miniaturas, bastante secos y prácticamente muertos. Apenas había maleza alrededor, aunque no tan mustia como la del exterior. Probablemente había alguna fuente de agua presente que las mantenía apenas con vida. Sam, extasiada por aquel pedazo de bosque, no dudó en entrar y disfrutar por un segundo de aquella tierra...sin embargo, apenas puso un pie sobre ella supo que algo estaba mal.

Un pitido insistente comenzó a sonar.

Era una bomba antipersonal.

Apenas cambiara la presión con la que estaba sobre ella, la detonaría.

Esa fue la explosión que Ren y los suyos oyeron. Y que los cubrió casi por completo.



Gracias a los encargados de After the End Awards, por permitirme alargar el plazo de entrega! <3

Operación Vulkanus: La trampa del diablo [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora