Merie

Capitulo 1 - "Ella"

Un silbido muy dulce surge de entre los arboles de un denso bosque, sin detenerse surca por entre hojas y ramas.

Es tan agradable que incluso hasta cierto punto causa disgusto que solo sea escuchado por una sola persona y que esa persona sea la misma que emite tan magnifico sonido.

Solo los seres que habitan tal bosque pueden recompensarse del sonido, pero probablemente ninguno tenga la inteligencia para entenderlo y mas que un sonido dulce y armonioso les parezca tal ves un ruido mas, tal cual la corriente de un río o el sonido de aves lejanas.

Arboles altos, de 20 a 25 metros de alto y de troncos muy gruesos tal ves de un metro y medio de diámetro, hojas puntiagudas y alargadas y una copa que se alza en forma cónica, muy parecida a la de un pino pero con una forma mas imperfecta, no parece haber de tamaño inferior al de 20 metros, demostrando claramente que son arboles que permanecen erguidos muchos años.

Debajo de una rama que esta tirada en el suelo se puede ver una agujero, tal ves de algún animal pequeño, rodeando este agujero alguien coloca una especie de aro metálico que esta sujeto a través de un cable muy fino a otra rama.

Se aleja caminado de reversa mirando el aro y un par de metros después se detiene cuidando que todo este en su sitio correctamente, después de una sonrisa se aleja caminando entre los arboles.

De aspecto muy grácil y de piel bellamente pálida, en su cabeza un bello sombrero de paja adornado con una flor amarilla cubre sus cabellos negros, lacios y largos hasta la mitad de su espalda, viste una delgada blusa café claro con manga larga, en su espalda tiene una bolsa de tela con colores verde y naranja, un pantalón de una tela café mas oscura pero igual de delgada que la blusa cubre sus piernas y unas botas algo robustas cubren sus pies, ella luce hermosa, aun con esas ropas que a cualquier otra chica le abrían echo perder todo el encanto, su bello rostro es adornado por dos grandes y hermosos ojos, dos gemas de color púrpura que hacen parecer el mismísimo cielo nocturno , si este tuviese un tono mas violeta, su rosado rubor natural agranda mas la belleza de  la piel de su rostro y sus hermosos rasgos femeninos aumentan generan una dulzura que cualquier persona estaría dispuesta a admirar en cualquier momento. 

Parece ser que se conoce bien el lugar pues camina con mucha seguridad por ese denso bosque, sin mirar a tras y cuidando de no darse en la cara con ninguna rama cercana al suelo.

Se agacha y delicadamente toma unas zetas que crecen en otra rama seca, de su espalda toma una bolsa de tela que contiene algunas cosas y de entre ellas elige un cuenco donde guarda las zetas, camina unos pasos mas y toma otras pocas de otra rama, de igual forma que cuando camina por ese bosque elige las zetas sin ningún miedo de tomar alguna venenosa, si es que existen claro.

"Necesito unas cuantas mas para él estofado de mañana"-dice para ella misma mientras sigue eligiendo otras mas.

Mirado de un lado a otro logra avistar otra rama seca donde crecen mas zetas y cuando se disponía a dirigirse hacia las zetas repentinamente se escucha un fuerte sonido proveniente de donde ella había colocado la trampa, al escuchar el sonido se dirige hacia la trampa que al parecer a tomado por el cuello a una especie de liebre, con orejas puntiagudas pero tan largas como las de una liebre cualquiera.

El animal aun con vida entre chillidos lucha con sus patas delanteras por soltarse del aro que sujeta su cuello mientras que al mismo tiempo trata de huir del sitio cosa que el delgado cable evita, ella mirando al animal busca una oportunidad y salta hacia el, coloca su mano derecha sobre el cuello del animal apoyándola contra el suelo mientras que  el cuerpo es asegurado también al suelo con su rodilla.

De su pierna toma una especie de daga y la introduce sin ningún impedimento al pecho del animal, el chillido aumenta por un segundo y rápidamente se detiene, ella limpia su daga con un paño que saca de su bolsa y después de la misma saca una redecilla donde coloca el animal, toma una palo de un metro y de un extremo sujeta la redecilla, después de desarmar la trampa y guardarla en su bolsa se coloca el palo en el hombro y se va caminando a través del bosque silbando dulcemente.