Prueba

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Los amigos de Gakupo lograron recordar hacerle una pequeña fiesta para celebrar su cumpleaños, más que nada por la insistencia de su novia que cada día atocigaba a todos con mensajes y llamadas para insistir con lo que cada quién debía llevar a su casa y organizar todo.

Unos días antes ella le envió a él un mensaje pidiéndole que fuera a su casa el Domingo, alegando simple y sencillamente que tenía muchas ganas de verlo.

Así pues, a pesar de que el samurái estaba agotado luego de sus entrenamientos y ensayos vocales, se dio el tiempo de ir a la casa de su princesa a saludarla un momento siendo enormemente sorprendido al ver ahí a muchas de las personas más cercanas a él.

Evidentemente había olvidado su propio cumpleaños una vez más, cosa que a nadie le pareció extraña pero que a Rin le hizo mucha gracia.

Bailaron, comieron muchísimo y bebieron aún más -aunque claro, Rin no pudo beber por ser menor, por lo que Gakupo intentó evitar el alcohol lo más que le era posible. Su mayor inspiración para lograrlo fue ver a Meiko dando rienda suelta a sus vicios con sus cambios de humor tan drásticos pasando de la nada de ser dulce y tierna a ser una loca maniaca con todos. Definitivamente él no quería terminar así en la fiesta que Rin le había hecho-; el pelivioleta recibió varios regalos y muchas palabras bonitas de parte de sus amigos y no tan amigos, quienes estaban ahí sólo por quedar bien.

Finalmente, ya cuando todo estaba por terminar fue cuando la rubia le hizo notar la hora.

¡Casi 5:00 a.m! ¡Habían pasado toda la noche ahí!

Intentó disculparse con ella por todas las molestias pero Rin con mucha calma le dijo que no importaba, que en realidad le enorgullecía bastante ver lo mucho que se había divertido por tanto tiempo. Luego, al ver que ya sólo quedaban un par de amigos suyos dormidos en los sillones y que habían pasado a ser poco menos que bultos debido a la borrachera, la chica le pidió salir a ver el amanecer juntos.

Así pues, salieron bastante ligeros sin siquiera preocuparse porque alguien pudiera hacer algún daño en la casa de la joven. Después de todo, Luka y Haku ya estaban inconscientes en la sala, igual que Kaito. Aunque ellas eran las más agresivas, seguramente el mini coma en el que estaban no las dejaría hacer más destrozos que vomitar en la alfombra. ¿Qué más da?

Se dirigieron a un acantilado sobre el puerto, bastante cercano al lugar de la agónica celebración y no tardaron en hallar una banca en la que se acomodaron como muchas otras veces antes a distintas horas.

No era la primera vez que hacían eso, por lo que el prolongado silencio que creció entre ellos no fue para nada incómodo.

Gakupo se sentía dichoso de tener a alguien que se preocupada tanto por él de manera genuina y no dudara en demostrarlo en ningún momento, ni siquiera con algo tan simple como evitarle pasar otro cumpleaños sólo. Tan se sentía así que se perdió completamente en sus pensamientos abrazado simplemente al pequeño cuerpo de su Kagamine que se sobresaltó al escucharla hablar de pronto.

- No me gusta el tiempo.

- Uh... ¿Qué? -dijo soltándola para poder ver su rostro- ¿Tienes frío? Si quieres puedo... -procedió a quitarse parte de su indumentaria para ponérsela encima, pero ella lo detuvo con una sonrisa que aunque denotaba que intentaba parecer alegre estaba plagada de preocupación.

- No te preocupes Gaku. No es eso.

- ¿Entonces qué sucede?

- Estoy triste. Es que... No sé. Odio al tiempo. Es extraño, porque antes no me detenía a pensar en esto -comenzó, permitiendo que su mirada divagara en el océano infinito que tenía delante, debajo de ellos- pero... Siento que va demasiado rápido. Me gusta porque así puedo hacer muchas cosas contigo y pasar de todo a tu lado, pero me molesta porque siento que se va a acabar muy pronto. Es como que... Como cuando estás en mi casa pero te tienes que ir y parece que no hemos pasado mucho tiempo juntos. O cuando te recuestas en mis piernas cuando estás cansado pero cuando te levantas parece que sigues igual porque no has reposado suficiente... Simplemente siento que se nos va a terminar demasiado rápido y antes de que nos demos cuenta habrán pasado muchas décadas y nuestras vidas se marchitarán y... -su voz comenzó a cortarse, en tanto que ella misma tropezaba con sus últimas palabras.

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