T R E I N T A & N U E V E

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Tiro la mochila en el suelto del cuarto y me tiro en la cama, cierro los ojos mientras suspiro. Tendría que disfrutar mis últimos dos días con 17 años, hacer de las mías sin importarme ir presa por que obvio que una menor de edad no puede. Pero como dijo mi papá, tengo que madurar y eso es lo que voy a intentar hacer. Unas caricias en mi brazo hacen que sonría, empiezan a hacer un camino de mi clavícula a mi brazo quedándose ahí remarcando las lineas del tatuaje.

— Nunca me dijiste que significa.

— Vos no preguntaste— abro los ojos y lo miro.

— Bueno— rueda los ojos— ¿qué significa?

— Nada en especial, solo me gustó el diseño— levanta una ceja— pero dicen que es contra la envidia y el mal de ojo, algo así como un amuleto para la suerte, también para la fertilidad.

— ¿Y si no tiene un significado para vos por qué te lo hiciste?

— Ya te dije— acaricio su mejilla— me gustó el diseño y tenía ganas de hacerme algo entonces elegí esta mano.

— Puede que tenga un significado— sonríe y levanto una ceja— gracias a éste tatuaje yo te conocí y ahora te tengo debajo mío mientras te regalo mil besos.

— ¿Y dónde están esos mil besos?

Él ríe y baja para empezar a esparcir besos por mi cara para después bajar a mi cuello y remarcar mi clavícula. La sensación es hermosa, con un simple toque o un beso suyo el calor invade todo mi cuerpo y el placer se vuelve vital. Llevo mis manos bajo su remera y empiezo a remarcar sus abdominales como de costumbre, él sigue con sus besos por mi cuello, torturándome. Saco mis manos del contacto directo con su piel para agarrar el borde de su remera y empezar a subirla, River levanta su rostro y choca nuestros labios.

— ¡Dios mío!

Nos separamos de golpe y nos miramos, la confusión en nosotros es más que evidente. Empezamos a sentir ruidos provenientes de la sala, más risas y habla.

— No lo creo.

— ¿Qué pasa Azul?

No le respondo solo me siento en la cama provocando que él se quite de arriba mío y salgo hacia las escaleras. Bajo los escalones lo más rápido que puedo y al llegar a los últimos mi sonrisa se ensancha de oreja a oreja al ver a esa persona. Llego a él y salto enredando mis piernas en su cuerpo y abrazándome firme a él.

— ¡Por dios, pero que linda estás!

— Te extrañé— le respondo todavía en su cuello y dejándole un beso ahí.

— La verdad es que no es lo mismo hablar por persona que por cámara— hace que lo mire— ¿qué tenemos acá?
— ¿Qué pasa? ¿qué tengo?— empiezo a tocarme la cara mientras él me baja para poder tocar ya el suelo, otra vez.

— Tu primer arruga.

— ¡Que tarado sos!— le pego en el estómago y él se queja, lo dejo atrás para poder ir a verme en el espejo— ¡Soy más joven que vos Massimo y todavía no es mi cumpleaños!

— Pero ya casi 18 añitos— me agarra por los hombros y hace que dé vuelta para poder estar frente a frente— era ayer cuando jugabamos en la vereda y nos peleabamos por quien tenía más juguetes— sonrío y lo abrazo.

Un ladrido hace que me separe de él y mire a la entrada justo donde hay una especie de bolso que se mueve. Me acerco y mientras camino a él, volteo a ver a Massimo quien me sonríe y me incita a que valla. Me agacho a la altura del bolso y escucho pasos bajar las escaleras, veo que es River con cara de pocos amigos, obvio que enojado por haberlo dejado con el calentón, pero vamos vino mi amigo de Italia. Vuelvo a mirar el bolso rojo y lo abro, una cabeza pequeña marrón suave con dos pequeñas manchas blancas sale y me mira con unos adorables ojos verdes.

Inefable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora