Un adolescente diferente (EDITANDO)

A quien esté leyendo este libro:

Esta es una historia completamente real, mi auto-biografía, mi vida y mis desventuras. El día de hoy tienes toda mi confianza y sabrás muchas cosas de mí, serás mi confidente y amigo/a.
Espero que te sientas identificado/a con cada párrafo, y esta historia te influya, sirva o ayude en algo, aunque sea un poco, lo mínimo, en tu vida. Espero lo disfrutes.

- Los nombres de las personas que a continuación presentamos como personajes, han sido modificados en su totalidad, para mantener su anonimato. -

CAPÍTULO 1:

Bien, antes de empezar a contarles mi historia, voy a presentarme ante todos ustedes. Mi nombre es Fernando, tengo 17 años y ahora mismo estoy cursando el segundo año de preparatoria. No tengo cara de príncipe, ni cuerpo de modelo; soy de complexión media, tez blanca, cabello castaño medio-largo y ojos cafés. No me considero una belleza, pero tampoco una persona "fea" (eso sonó muy superficial, lo sé.) Yo creo que cada quién es como es y eso es lo que nos hace especiales y únicos... lo que trato de decirles es que deben aceptarse tal y como son, sean como sean, piensen lo que piensen; y muy... MUY importante: nunca cambien lo que son por nada ni nadie.

En fin, comencemos:
En mi infancia, yo era un niño feliz, igual a cualquier pequeño promedio, me gustaba jugar, pelear con mis hermanos, y todo eso, pero realmente no hay nada muy interesante que contar en esta etapa. Me remontaré a cuando yo iba a cuarto año de primaria; en aquel entonces estaba próximo a cumplir 10 años. Tal vez recuerden la primaria como años gloriosos o divertidos en los que todavía no perdían la inocencia y no sabían lo que (hasta ahora), es la vida... yo por mi parte, sufrí mucho en la escuela en la que me habían inscrito.
-¡Eres puto!
-¡Pinche afeminado!
-¡Maldito joto!
Estos y más insultos recibía por parte de mis compañeros, me dolían, y mucho, pero con el tiempo aprendí a que refugiarme dentro de mi propio sufrimiento.
Recuerdo que una vez la escuela había organizado un campamento sólo con varones, al cual yo asistí, y ahí recibí muchos insultos, desplantes, agresiones hacia mi persona y muchas cosas que me dejaron algo traumado, pero preferí torturarme a mi mismo con un "no pasa nada, todo está bien"
cuando esa no era la realidad. Yo prefería no decirles todo lo que me pasaba a mi familia, pues creía que lo único que ganaría eran más problemas.
Aún recuerdo a la perfección que una de las personas que más me odié y más me molestaban se llamaba igual que yo... Fernando. Era el líder entre sus amigos, el más cruel, agresivo, y criticaba a todo quién se le pusiera en frente, al punto de hacerlo llorar, todo un bully hecho y derecho; y por lo tanto yo fui su hazmerreír y el de todos sus amiguitos. Sé que nunca hay que guardar rencor a nadie, pero hoy por hoy podría decir que Fernando es una de las únicas personas a las que les guardo odio.
Y así fue; seguí en esa escuela de cuarto a sexto grado... tres años, tres años de un infierno disfrazado de colegio, con niños que en vez de conservar esa pureza e inocencia característica de todos los pequeños, ya eran unas personas crueles y llenas de malicia. ¿Los maestros? a ellos ni mencionarlos, realmente no les importaban los alumnos; cada vez que yo le tenía confianza a alguno para contarles mi situación, no solucionaban nada, las cosas se quedaban igual. De hecho, hubo una vez en la que decidí hablar con mi madre lo que me pasaba, y obviamente, fue a la escuela, directamente con la directora para reclamar, pero esta había mandado a decirle a las maestras que no pasara nadie la molestarla con ese tipo de asuntos porque tenía cosas más importantes que hacer... ¿Pueden creerlo?

Mi prepotencia era mucha, porque era toda una escuela encima mío y un chico de 11 años no puede lidiar tan fácil con eso. Ya no quería asistir, no tenía ilusiones de nada, me callaba las cosas, y mi corta edad (prácticamente siendo un niño) llegué a pensar en el suicidio.

Durante esta etapa no estuve del todo solo, porque hice buenos amigos y amigas, entre ellas, una muy especial: Carla.
Carla era mi mejor amiga, salía con ella a parques, la visitaba a su casa y ella a la mía, y sus padres y los míos se llevaban bien. Todo perfecto, hasta que después de un año, un abogado llegó a mi casa por parte de la madre de Carla, alegando que a ella le debíamos una cuantiosa cantidad de dinero, que mis padres nunca le habían pedido prestado. En ese instante nos dimos cuenta de que su madre era una estafadora, y es que nos enteramos de que no éramos los únicos a los que les decía que le habíamos "robado dinero", si no también otras amistades. Ahí fue cuando mis padres me prohibieron volver a tener contacto con Carla, y hasta la fecha no sé nada de ella. Es triste saber que por pleitos que nada tenían que ver con nosotros, una inocente amistad de niños terminó para toda la vida...


CAPÍTULO 2:

Entré a primero de secundaria, escuela nueva, nuevos compañeros, y por lo tanto, nuevos amigos. Todo era perfecto, me había librado de esa etapa de bullying, y fue entonces que conocí a algunas personas importantes en ese primer año...
Marcos: un compañero del salón que en realidad, yo lo consideraba mi mejor amigo en aquel entonces, (pero en realidad era muy hipócrita, grosero y mal amigo).
Gabriel: otro chico que cursaba en el mismo salón que yo, y era algo serio, pero su actitud era así porque su padre era muy estricto con él, y a su madre no la podía ver, porque por alguna razón (que aún desconozco), ella había perdido la custodia sobre el y su hermano.

Marcos y yo siempre hablábamos por chat en las noches, ya saben, pláticas tontas de niños de 13 años. Pero todo cambió el día que...

Marcos: Oye Fer, ¿a ti te ha gustado algún... chico de nuestro salón?
Fer: ¿Quééé? ¿de qué hablas? claro que no... ¿a ti?
Marcos: NOOO, claro que no, ni lo sueñes... emmm, bueno, sí. Me gusta Alberto.
<< Alberto era un chico muy parecido a Marcos: alto, moreno, cabello negro y quebrado, ojos negros y con anteojos.>>
Fer: ¿En serio? pues, te confesaré algo... a mi me gusta Daniel.

¡AHHHHH! Daniel, ese chico me encantaba, tez blanca, ojos claros, cuerpo atlético, un chico hermoso. Pero sólo físicamente, ya que nunca lo conocí por su manera de ser.
Fue mi primer amor platónico, y no negaré que aunque jamás le dirigí la palabra, simplemente me encantaba.

No lo podía creer, ya tenía a alguien que pensaba igual que yo, ¡muy bien! Era obviamente un secreto, algo que no podíamos decirle a otras personas.

Poco después nos empezamos a hacer amigos de Gabriel, y tal parecía que era homofóbico. Cuando le dijimos lo que pasaba con nosotros se puso muy bravo y no nos quería hablar. Yo tenía miedo de que divulgara nuestro secreto a toda la escuela, hasta que un día se puso a hablar conmigo por chat, y terminó confesándome algo... le gustaba un chico de otro salón. Yo obviamente me lo tomé muy bien, y gracias a su confesión nos hicimos buenos amigos.


CAPÍTULO 3:

Pasé a segundo de secundaria y como los salones van rotando de alumnos, ahora conocí a otros dos compañeros y nuevos amigos: Emiliano y Andrés.
Emiliano es de tez morena, alto, delgado, algo femenino, y muy, muy gracioso. Emi ama y adora a una cantante cuyos fans se hacen llamar "Little Monsters".
Andrés: el venía de otro país, en Centroamérica, por lo tanto tenía un acento diferente. Tez blanca, complexión media, y su cara ni la puedo describir, bastante rara. Es de carácter maduro.

Los tres éramos buenos amigos y nos teníamos confianza. Incluso Andrés nos confesó que era bisexual, y yo también le confesé que era gay... por su parte, Emi nos decía que él no lo era y hasta se molestaba si se lo preguntábamos.
Emi se juntaba con las "populares" del salón, unas chicas plásticas, sin escrúpulos y bastante estúpidas, y aunque el tal vez no lo notaba, ellas se burlaban de el por su forma de ser o por cualquier cosa que hiciera. Yo siempre discutía con ellas, porque creían tener la razón en todo, pero como les digo: eran sólo un par de niñas pendejas.