Lo primero que pensé al despertar fue: "No morí" y busqué una forma para acabar con mi inexistente vida.
Claro, que cuando eso no sabía que estaba en una especie de mundo paralelo en el cual no me podía suicidar y, que, básicamente, nunca morimos.
Así que busqué un método para morir, pero al pasar la cuchilla por mis brazos no pasó nada, nada de nada, no salió sangre, ni sentí aquel dolor característico de cuando te cortas, sencillamente, no pasó nada.
Cuando vi lo sucedido me aterroricé, creo que entré en pánico, pero ¿A quién no le daría miedo el hecho de que tu piel no se cortara? No pasaba nada, es como rozaras con tu uña la piel, sentías el tacto pero no se cortaba.
Apuesto a que en ese momento estaba con una cara de demente, y pasé como mil veces más la jodida cuchilla por mi brazo, cuello, piernas, cara, de todo. Nada pasaba y eso era jodidamente frustrante, me senté en el piso, llevé mis rodillas a mi pecho y apoyé mi cabeza en mis piernas mientras con mis brazos las rodeaba. Pensé qué otra cosa podría hacer para acabar con mi "vida" y se me ocurrió la fantástica idea (Gracias, películas) de lanzarme de un edificio, así que me dirigí hacia el último piso de la instalación en la que me encontraba , cuando llegué a la terraza me encontré con un hermoso paisaje rodeándome, habían edificios y casas, pero desde aquel lugar todo se veía tan pequeño, tan diminuto e insignificante, pisé el borde de la terraza del edificio, quedando con la punta de mi pie en el aire, sonreí, la caída de seguro sería fantástica, podría volar, valdría la pena, cerré los ojos y me dejé caer, extendí mis brazos y sonreí, tendría una muerte bastante genial, a excepción por la sangre y pedazos de mi cuerpo por todas partes en el pavimento después de mi grandiosa caída, pero lo último no pasó, no hubo sangre esparcida por todas partes en el piso, ni gente conmocionada por mi muerte, porque yo caí de pie, sí, de pie, jodidamente de pie, a excepción del aire en mi cara y el tiempo en el que caía fue como si saltara del primer escalón de unas escaleras, y que ese escalón midiera por mucho unos 15 cm, sí, así fue como se sintió, o sea, no dolió ni un poco, nada de nada. Intenté eso como unas 3 veces más hasta que me di cuenta de que no moriría, lo intenté de cabeza, de panza, y de pie, pero el resultado era el mismo, si caía de cabeza, segundos antes de estrellarme contra el piso mi cuerpo automáticamente se posicionaba para caer de pie y no dolía nada, y así siempre, una porquería total. Me planteé el hecho de que estuviera dormida y mi verdadero cuerpo estuviese en un jodido hospital conectado a unas asquerosas máquinas con gente hipócrita rodeándome mientras lloraban por mí, patético. Pero eso no podría ser, porque todo era demasiado real.
Me adentré otra vez en las instalaciones en las que me desperté y había revuelo por todas partes, mucha gente.
Busqué medicamentos y posteriormente a encontrarlos me los tomé, fueron como unas 50 pastillas y ¿Adivinen qué? No ocurrió nada. Esperé como dos horas sentada en una silla jodidamente incómoda a que me desmayara o algo por el estilo, pero no pasó, así que me tomé otras 50 pastillas y el resultado fue el mismo, no había forma de morir.
Si los cortes, la altura y los medicamentos no servían, me quedaba una última cosa que hacer.
Busqué una soga por todas partes, pero no la encontré y mientras pasaba de pasillo en pasillo, me empezaba a sentir cansada, así que volví a la habitación en la que me encontré al despertar pero me perdí y terminé en una bodega donde habían muchísimas cajas, lastimosamente, yo estaba lo suficientemente cansada como para revisar una por una. Salí de aquel lugar y continué en la búsqueda de mi habitación, pero la cosa es que ni siquiera me sabía el número. Se estaba haciendo tarde y mi cuerpo pedía descanso, soy jodidamente débil y no estoy acostumbrada a moverme demasiado, así que cuando hago tantas cosas en un día me agoto muy rápido.
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Entre los muertos
General FictionAnna Elizabeth Moore, 1991-2010 El tiempo puede curar la angustia de las heridas que dejaste, pero la pérdida jamás será reparada. Bonita dedicatoria, si supieran que en este momento estoy frente a mi lápida, qué cómico. Atrapada, estoy atrapada...