Prólogo

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Primero fue el sonido, después percebí el olor. Férreo y consistente llenó mi nariz tan rápido, que por un momento los cristales que se clavaban en mis rodillas no dolían. Poco a poco, las perforaciones producidas en mi carne se profundizaron, me nublaron la vista y tuve que cerrar los ojos. Pero no iba a desaparecer, no era un sueño. Más lágrimas brotaron sin caer.

Junto a mi espalda, una de sus manos presionó firmemente mi cabello, amarrándolo en un puño, deslizó con una intensa caricia todo el recorrido hasta la punta de los mechones. Mi cabeza tiró hacia atrás. Entonces, acercándose suavemente hasta mi oído, susurró:

-Nunca es suficiente.

Aun más gotas saladas se agolparon en mis ojos, sin embargo, me negaba a abrirlos y descubrir como él había destruído todo.

-Nunca tendré suficiente de esto.-Sus palabras eran cuchillos contra mi piel.-Nunca tendré suficiente de ti.

Quería alejarme. Debía alejarme. Ahora. Pero lo sabía, él lo sabía también. No había lugar para huir o esconderse. Sitio seguro o vacío de su poder. Él me encontraría, fuera donde fuese, a treinta kilómetros bajo tierra o a tres mil sobre el cielo, nada podría detenerlo porque la muerte que él sembraba le alimentaba. Su maldad era más grande que su corazón, sus ganas ilimitadas y su ansia... Su ansia era insaciable.

InsaciableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora