Bienvenido a Monster House, tal vez quieras pasar a la sala por un té... no garantizamos que sea té realmente.
||Colección de relatos oscuros y misteriosos.
Una historia diferente en cada habitación.||
☁ Portada: @Lannyssi
Minseok se encuentra allí, tieso en su silla y con los orbes totalmente secos. Sus piernas antes lúcidas y vivaces ahora están sueltas, sin una fina capacidad de resistencia mientras que sus brazos pierden esa sensibilidad humana. Aunque la mitad de su cuerpo es cubierto por el escritorio, puede sentir que es observado casi tan profundamente como todas esas veces, pero ahora había un significado un poco más oscuro detrás de ello.
—No me ayudas —Jongdae susurra apenas. Sus ojos hinchados y ojeras cubriendo su rostro—. Yano.
—Debe haber algo más —Junmyeon lo mira detrás del escritorio, sus ojos acuosos, pero con insistencia de no estallar. Sus labios entre los dientes reflejaban la pura desesperación mientras que sus nudillos estaban tan blancos como la nieve por tanto apretar la mano. Minseok ve eso, sabe lo que significaba y no reacciona—. No hay pistas, ni siquiera una muestra del por qué lo hizo. No pudo haber pasado solamente así porque sí.
Cuando Minseok recuerda parpadear, todo está aún en su lugar. Junmyeon dubitativamente viendo detrás de él, como si hubiera algo que admirar detrás de esas líneas amarillas de precaución. Incluso sería divertido para él, un joven de tan solo dieciocho años, la línea blanca y ondulada sobre el suelo, lo lógico que era la vida y lo drástico de las circunstancias lo llevan a pensar más sobre su posición. Lo potente de su voz, de sus ideas.
—No mientas —pide Jongdae.
—Ya te lo he dicho, Junmyeon —Minseok ignora a Jongdae a su lado. Está casi pegado a él, tan cerca que si fuera posible ya se le hubiera echado encima para abrazarlo—. Cuando llegué ya se encontraba allí, con la nota en la mano, y la sangre a su alrededor. Sabes que intenté reanimarlo, de verdad lo hice, pero... —no iba a darte esa satisfacción. En su lugar, pone un rostro triste, tan desolado que cualquier medio de las grandes ligas se lo creería.
Junmyeon no dice nada durante los minutos siguientes. Sabe que mira todavía a ese lugar, el lugar donde había dejado a Jongdae con el arma entre las manos, una nota improvisada y hecha a mano por él dos minutos antes de correr fuera de esa habitación, y entonces hacer parecer como si no hubiera hecho nada. Aquí, Minseok no necesita divagar, no requiere de palabras metafóricas o rebuscadas para decir lo que hizo. Literalmente, había asesinado a alguien, tal vez, al novio de su hermano.
