Locura en televisión.

Capítulo IV

Jaime POV

Realmente no sé porque estoy aquí. Bueno sí, pero lo que no entiendo es por qué nada más fue bajarme del avión y venir a la casa de Angélica, en vez de estar en la de Heidi que es algo así como mi novia... creo.

Angélica me abre la puerta de su casa y al instante está colgada de mi cuello saltando de felicidad.

- ¡James, que gusto verte!

- ¡Lo mismo digo! – la abrazo con la misma intensidad por un tiempo hasta que se separa de mí y puedo ver lo cambiada que está. - ¡Pero sí estas preciosa! – se ruboriza un poco, pero lo oculta invitándome a tomar un chocolate caliente al que gustoso acepto.

- Y bien... ¿qué tal tu vida en los Estados Unidos? - pregunta poniendo a calentar la leche.

- ¿De verdad quieres que te cuente? – asiente y procedo a contarle todo lo que viví allá.

Cuatro horas después...

- ¡Rosy! ¿No sabes a quién te traje? – es lo primero que se escucha nada más entrar al set, por supuesto, el grito es de Angélica y al instante ya tengo a todo el staf a mi alrededor bombardeándome de preguntas.

Hoy conocí a la mayoría del elenco, todavía faltan los que se van a ir integrando. Al parecer todo esto va a ser muy tranquilo porque todos nos llevamos de maravilla hasta ahora, quién sabe después. Rosy me habló del contrato que tenemos, el cual ya firmé. Me hicieron prueba de vestuarios y me dieron el libreto oficial de los primeros cinco capítulos para hacer lectura y después poder ensayar.

Angélica POV

No había tenido día más intenso que este. Empezando porque todavía ni amanecía cuando Jaime ya estaba aquí, después fuimos juntos a el foro y empezó nuestro verdadero trabajo, no me quejo de él, para nada, es hermoso actuar, pero si pudiera dormir unas horas más, lo agradecería.

Bajo a la cocina por un vaso de agua cuando suena un celular, que no es el mío ni el de mi mamá, pero el timbre viene de una calzadora negra propiedad del señor Jaime Camil hijo, dudo si contestar o no así que lo saco rápido sin ver quien está llamando.

-Diga.

- ¿Con quién hablo?

- ¿Con quién desea hablar? – lo que me faltaba... ¡la novia de Jaime!

- Con Jamie Camil ¿quién eres tú? ¿por qué tienes su teléfono?

- Soy Angélica, la amiga de Jaime, ¿te acuerdas?

- Mmmm - ¡todavía hace como que piensa! - ¿y por qué tienes su móvil?

- Porque se le olvidó en la mañana que estuvo aquí conmigo, por eso.

- ¿O sea que ya llegó a México?

- Sí, desde... - "pip, pip, pip" es lo único que se termina escuchando. No le basta ser su novia sino también es mal educada.

Jaime POV

Llego a mi departamento un poco tarde, voy a descansar cuando mi teléfono fijo suena como un loco, lo dejo, no tengo ganas de hablar con nadie. Pero media hora después, cuando salgo de ducharme, sigue dando lata así que lo cojo.

- ¿Sí? ¿Quié... - no termino de hablar cuando una voz muy conocida me interrumpe.

- ¿Me tengo que enterar que llegaste a México por tu amiga, que dejaste New York hace casi dos días y que ni siquiera estando allá me hablas? – resopla y se le quiebra la voz- ¿Qué soy para ti, Jaime? ¿Tu juguete?

- Heidi, primero que nada; hola. Y respondiendo a tus preguntas, tú me dejaste hace dos semanas ¿no te acuerdas? Desde entonces no volviste ni a hablarme. Y no, no eres mi juguete, llevamos meses saliendo... o llevábamos meses saliendo, éramos algo así como novios.

- ¿Ni siquiera era tu novia oficial? ¿Perdí el tiempo contigo?

- Claro que no, tú sabes que mis relaciones no duran mucho, tú eres de las más largas así que no sabía bien que éramos. Pero de la manera en que te comportaste conmigo esa vez me demostró que no teníamos nada sólido, Así que cada quien hace lo que quiere sin estarnos rindiendo cuentas porque no somos nada.

- ¿De verdad? – escucho su llanto ahogado desde aquí, pero le estoy diciendo lo que pienso. Ella empezó con esto. - ¿Es lo que quieres?

- Es lo que tenemos.

- ¿Y si te pido una oportunidad? Prometo ser más madura, no quiero tirar esto por la borda, así como así, tú me has dado las ganas de ser alguien más y seguir superándome, ¿qué dices?

- Heidi... - ¿qué siente esta mujer interrumpiendo a cada rato?

- Es más, no me contestes ahora. Dentro de dos semanas vuelvo a México y ahí podemos hablarlo y me das tu respuesta definitiva. Por favor piénsalo, Jaime – y sin más me cuelga.

Aunque no tengo que pensarlo mucho, bien le podría haber dado la respuesta ahora... y es que no estoy enamorado de ella ni creo estarlo nunca, pero eso se lo diré de una manera más sutil.

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¡YA VOLVIÓ LA QUE ANDABA AUSENTE!