Ha pasado un año desde que ____ se escapó los creepypastas.
Ahora trata de vivir una vida normal en una pequeña ciudad, pero, fue demasiado ilusa.
Ahora se ve envuelta de nuevo en un manto de árboles, rodeada de temerarios asesinos, ¿logrará sobrevi...
Llevaba setenta y dos horas sin dormir y ya empezaba a afectar a ____, se apoyó en un árbol y lo usó como impulso. Bostezó de nuevo.
—G-Grace... —Sus párpados pesaban al igual que los brazos que caían como si fueran fideos.
Por culpa de no fijarse en el suelo su pie se golpeó con una raíz, su cuerpo se desplomó y no hizo nada para parar el golpe, tampoco se quejó, no tenía apenas fuerzas.
Apoyó sus manos en la tierra, no podía rendirse, ahora no. Quiso levantarse. Pero de repente un pie se apoyó en su cabeza, haciendo que pegara la cara contra el suelo de nuevo. Estiró sus brazos para elevarse, la suela del zapato se retiró de su pelo. Miró hacia arriba.
—Ya tardábais... —Sonrió con debilidad.
—Ahórrate tus gilipolleces de heroína —habló con superioridad el portador de la máscara blanca con rasgos negros—, sabes a qué vinimos —Se escuchó el seguro de una pistola siendo removida.
—¿A matarme? ¿Y por qué no lo habéis hecho ya?
—Hoodie, hazlo —ordenó Masky bajo la fría expresión de su máscara.
El nombrado se colocó delante de la pequeña, apuntó a su cabeza. Una muerte segura, e instantánea. El de pasamontañas por otra parte, pensaba en gastar todas las balas por si acaso, con esa mocosa nunca se esperaba nada bueno. Bajo su cara triste de color roja se veía serio. Masky se agachó.
—Quiero que sepas —volvió a hablar él—, que hubiera pagado por hacerte sufrir —levantó su cuerpo—. Ahora.
—Esperad —dijo alguien con frialdad.
Todos los presentes vieron de dónde provenía la voz. El emisor se apoyó en un árbol, era el mismo de la noche del hospital, ____ entrecerró el ojo.
—Lo haré yo —sugirió—. A solas —Masky y Hoodie intercambiaron miradas, estuvieron así varios segundos.
—De acuerdo Ticci, date prisa.
—No me llames así —El nombrado levantó con brusquedad el hombro de la portadora del parche. Ella no pudo quejarse. Él tiró de la pequeña—. A solas —repitió antes de marcharse.
____ sentía cómo a sus piernas les costaba moverse, de no ser porque aquel chico tiraba con fuerza de ella estaría en el suelo. Cuando estuvieron lo suficientemente lejos de esos dos la empujó lejos de él, ella ni siquiera se dignó a mirarle, observaba el suelo indiferente, pensando.El asesino sacó una de sus dos hachas que reposaban en el cinturón de su pantalón, la alzó demostrando sus intenciones, él sabía lo que tenía que hacer. Ella aguantaba para no llorar, la iba a matar un desconocido.
Aunque... Se le hacía familiar.
La chica abrió el ojo aún más de repente, había olvidado completamente el sueño que la invadía, se giró, mirándole a los ojos.
—¿Toby? —preguntó. Sin darse cuenta del afilado objeto que estaba alzado en el aire.
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Bajo las gafas el nombrado se sorprendió, pero ya era tarde. La fuerza ya estaba echada, el filo de su arma impactó con fuerza sobre su cuello, decapitándola al instante.
Su cabeza cayó al suelo, al igual que unos segundos después el resto del cuerpo.
En el rostro de la pequeña se veía más que miedo sorpresa, su gorro de lana negro cayó al suelo, empapándose junto con la sangre que empezaba a brotar.
Por otro lado Toby mantuvo el hacha mirando al cielo, suspiró y la volvió a colocar en el sitio correspondiente, orgulloso por su trabajo, pero a la vez no. Era extraño, no sentía tristeza alguna, tampoco alegría. ¿Será que al final, no sentía nada de verdad? Indiferencia, eso era lo que corrompía su mente.
No tan lejos de la escena un pelinegro la observaba de perfil, apoyado en un árbol y con los brazos cruzados. Bajó la cabeza haciendo que su abultado flequillo ocultara sus ojos. Tras unos segundos los profundos cortes que adornaban su boca se tensaron al hacer éste una sonrisa en sus labios.
