Tortas de Navidad
I. Enero
INGREDIENTES:
1 lata de sardinas
½ chorizo
1 cebolla
orégano
1 lata de chiles serranos
10 teleras
Manera de hacerse:
La cebolla tiene que estar finamente picada. Les sugiero ponerse un pequeño trozo de
cebolla en la mollera con el fin de evitar el molesto lagrimeo que se produce cuando uno la
está cortando. Lo malo de llorar cuando uno pica cebolla no es el simple hecho de llorar, sino
que a veces uno empieza, como quien dice, se pica, y ya no puede parar. No sé si a ustedes
les ha pasado pero a mí la mera verdad sí. Infinidad de veces. Mamá decía que era porque yo
soy igual de sensible a la cebolla que Tita, mi tía abuela.
Dicen que Tita era tan sensible que desde que estaba en el vientre de mi bisabuela lloraba
y lloraba cuando ésta picaba cebolla; su llanto era tan fuerte que Nacha, la cocinera de la
casa, que era medio sorda, lo escuchaba sin esforzarse. Un día los sollozos fueron tan fuertes
que provocaron que el parto se adelantara. Y sin que mi bisabuela pudiera decir ni pío, Tita
arribó a este mundo prematuramente, sobre la mesa de la cocina, entre los olores de una
sopa de fideos que estaba cocinando, los del tomillo, el laurel, el cilantro, el de la leche
hervida, el de los ajos y, por supuesto, el de la cebolla. Como se imaginarán, la consabida
nalgada no fue necesaria, pues Tita nació llorando de antemano, tal vez porque ella sabía
que su oráculo determinaba que en esta vida le estaba negado el matrimonio. Contaba Nacha
que Tita fue literalmente empujada a este mundo por un torrente impresionante de lágrimas
que se desbordaron sobre la mesa y el piso de la cocina.
En la tarde, ya cuando el susto había pasado y el agua, gracias al efecto de los rayos del
sol, se había evaporado, Nacha barrió el residuo de las lágrimas que había quedado sobre la
loseta roja que cubría el piso: Con esta sal rellenó un costal de cinco kilos que utilizaron para
cocinar bastante tiempo. Este inusitado nacimiento determinó el hecho de que Tita sintiera
un inmenso amor por la cocina y que la mayor parte de su vida la pasara en ella,
prácticamente desde que nació, pues cuando contaba con dos días de edad, su padre, o sea
mi bisabuelo, murió de un infarto. A Mamá Elena, de la impresión, se le fue la leche. Como
en esos tiempos no había leche en polvo ni nada que se le pareciera, y no pudieron conseguir