iba corriendo, escapando de sus miedos,
no podía notar ni su reflejo,
mientras sus lagrimas recorrían su piel,
soltaba suspiros y sollozos muy pocos sonoros,
veía como su imaginación jugaba trazando lineas y figuras irreconocibles a lo largo de su recorrido
mientras su corazón palpitaba, podía sentir cada uno de sus anhelos, palparlos hacerlos suyos, el era su dueño,
podía escuchar los sonidos poco frecuentes que hasta parecerían inhumanos e irreales,
miraba las luces irradiadas por el sol, algunas transitorias y pasajeras, eran pocas, muy pocas las duraderas
su velocidad descendía empezó a sentir cansancio, y estaba seguro que en algún momento sus propios pies le fallarían,
veía como su vagueria lo guiaría,
las ramas de los arboles rasgaban su vestimenta,
su rostro se hallaba lleno de polvo y sus manos se encontraban pegajosas por el sudor irradiado de su piel
sentía que era libre,
aquel, ese chico de ese día antes temía,
su propia sombra era su supuesta enemiga,
con una sonrisa en el rostro ese chico pensó que
ahora simplemente viviría.
-Maria Paula Libreros S.
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Espacios en el corazón.
ŞiirLa vida se ha encargado de matar ilusiones, de cegar miradas y destruir corazones.