[ Hora de Aventura ] Song of love | Marshall Lee x Reader [ One - shot ]

Canción de Amor

One - shot: Song of Love
[ Marshall Lee x Reader ]

Sentiste un peso encima tuyo, pero aún así, le restaste importancia y no abriste los ojos por lo cansada que estabas gracias a un duro día de trabajo.

Sentiste como alguien te abrazaba fuertemente de la cintura, y tú, pensando que era solo tu imaginación, te removiste en tu cama sintiendo poco espacio en esta.

Sentiste algo húmedo en tu pecho, como agua cayendo en este. Un pequeño sollozo fue lo suficiente para que abrieras por fin tus ojos de golpe.

Era de noche, y por lo tanto, tu habitación estaba completamente oscura, siendo difícil que pudieras ver con claridad a tu alrededor. Sin embrago, la tenue luz de la luna entrando tras tu ventana daba espacio a que tus ojos pudieran acostumbrarse a tu espacio.

Moviste tus brazos, tocando una cabellera ajena a la tuya. Te sobresaltaste, querías correr de ahí y ver el causante de tu, ahora, insomnio. No obstante, este te abrazaba fuertemente de la cintura haciéndote imposible moverte de tu lugar, y al estar encima tuyo, tenias poca movilidad de tus otras extremidades.

– ¿¡Q-quien eres!? – preguntaste sobresaltada, temiendo ser un ladrón o un monstruo queriéndose aprovechar de ti.

No obtuviste respuesta alguna, solo el silencioso sollozo de este mientras que se aferraba a ti como si temiera a que te alejases de el.

Estiraste tu mano a la mesita de noche al lado de tu cama, y prendiste la pequeña lampara al ver que tus ojos no se podían acostumbrar a la oscuridad, causando que la pequeña luz de la lampara te ilumine a ti y una parte de tu cuerpo.

Abriste la boca para interrogar de nuevo con más brusquedad, pero te callaste con sorpresa al ver al vampiro que tanto amabas encima tuyo mientras que ocultaba su cara en tu pecho, haciendo que este se mojara gracias a las lágrimas que sus ojos derramaban sin descanso alguno.

– ¿¡Marshall!? ¿¡Qué sucede!? ¿¡Pasó algo!? ¿¡Estás bien!? – preguntaste alterada, tratando de reincorporarte en la cama poniendo tus brazos sobre esta como apoyo.

– __-____

Sentiste una presión en tu pecho de tan solo escuchar su voz; débil y rota. Nunca habías visto a Marshall de este modo tan inofensivo, y a pesar de ser la primera vez, te dolía demasiado para verlo en este estado.

– ¿Q-qué paso? – volviste a preguntar con una voz suave pero preocupada, acariciando los cabellos azabaches del mayor con una de tus manos con cuidado.

– Tuve una pesadilla – contesto en un susurro casi inaudible que lograste a escuchar con algo de dificultad.

– ¿Qué soñaste?

– Que te perdía, me rechazabas y me abandonabas.

Escuchaste como su llanto aumentaba ligeramente aún siendo en silencio. Sonreíste levemente al saber que el vampiro se preocupaba por su relación, y cierta felicidad creció en ti sabiendo que Marshall en realidad te amaba como tú a él.

– Tranquilo, solo fue una pesadilla, todo está bien, estoy aquí – dijiste dulcemente aún acariciando los cabellos ajenos – Nunca te voy a dejar.

De un movimiento rápido pudiste sentarte correctamente en la cama, haciendo que el mayor quedará sentado todavía abrazándote con fuerza sin mirarte. Al igual que pudiste notar que el vestía su pijama: una camiseta gris sin mangas y unos pantalones holgados del mismo color, dándote a entender que no hacía poco había llegado a tu casa.

– Ya pasó, estoy aquí, contigo... Y nunca te voy a dejar ¿Vale? – volviste a decir suavemente. Tomaste la cara de Marshall con cuidado y la alzaste viéndolo directamente a los ojos con una tierna sonrisa – Todo está bien – susurraste suavemente, limpiando con tus pulgares las lágrimas que aún caían de sus ojos.

Le volviste a sonreír y, con vergüenza, le diste un tierno beso en la frente, a lo que pudiste notar como una sonrisa aparecía en los labios de Marshall más tranquilo.

– Gracias – susurro aflojando el abrazo pero aún manteniéndolo firme.

– Todo por ti...

Se acercó a ti y te dio un pequeño pero dulce beso en los labios para luego ocultar su rostro en el hueco de tu cuello, sintiendo tu cara arder por el repentino acto del contrario.

– ¿Lo que sea por mi? – río suavemente mientras que un escalofrío recorrió toda tu espalda por el repentino comportamiento del vampiro.

– ¿Marshall? – lo llamaste insegura sin dejar de abrazarlo.

– ¿Me... P-puedes cantar la canción que te cante l-la primera vez que me d-declare a ti? – murmuró con un casi inexistente sonrojo.

Tu sonrojo fue en aumento. Nunca habías cantado frente a alguien, mucho menos frente a Marshall. Pero no pudiste negarlo, asentiste lentamente con tu cabeza aún nerviosa.

Abriste tus labios y, tragándote los nervios, empezaste a cantar aquella canción que Marshall Lee te dedico la primera vez que te vio llorar, la primera vez que se te declaró, y la primera vez que todos lo sentimientos salieron al aire.

La primera vez que te dedico una canción de amor.

[ Canción de multimedia ]

Al mayor te miro sorprendido, al parecer, pensaba que te ibas a negar ante su pregunta, pero no tardó en aparecer una pequeña sonrisa en su rostro.

Rodeaste su cuello con tus brazos, juntaron sus frentes mientras que él te miraba fijamente y tu garganta se encargaba de seguir cantando.

La noche era silenciosa, lo único que se escuchaba eran los grillos cantando al compás de tu canción; formando una hermosa melodía, digna de ser escuchado por todos.

Marshall, aún con una sonrisa, bostezo ligeramente y reposo su mejilla en tu pecho, acercándose más a ti. Y tu, no pudiste evitar sonreír aún con tus labios moviéndose.

Él, en algunos momentos, te acompañaba en la canción como coro, delatándose a sí mismo lo cansado que estaba gracias a que pequeños bostezos escapaban sin previo aviso de sus labios.

– Marshall – lo moviste levemente sin llegarlo a molestar cuando por fin terminaste de cantar, obteniendo solo silencio – ¿Marshall?

Reíste por lo bajo al escuchar un pequeño ronquido de su parte, dejándote claro que ahora estaba profundamente dormido y que no despertaría hasta mañana.

– Te amo, Marshall.