La cara de Marga pasa de sorprendida a pícara, y sé que va a soltar una de sus frases en cuanto veo que abre la boca.
- Intuía que había tensión sexual, pero no pensaba que la descargaseis así.
- Con la tensión sexual que hay entre vosotros dos es más que suficiente, no necesitamos más, gracias.
Esas palabras salen de mi boca sin haberlo querido, lo juro.
Salgo riendo por lo bajo y cuando llego a la puerta me giro y digo:
- Intentad no hacer mucho ruido.
Les guiño un ojo y me voy.
Sé que Marga me va a matar en cuanto me vea, y lo tengo más que merecido, pero necesitaba salir de allí a toda costa, y si mi vida es el precio a pagar, que así sea.
(...)
Tras una hora me dispongo a ir a la habitación de Hugo a ver qué hacen él y Marga, y mi cara de felicidad se convierte en una mueca de horror al escuchar gemidos desde el pasillo.
Oh mierda, que no sea lo que creo que es. No quiero tener pesadillas.
Abro la puerta de la habitación del imbécil de mi amigo con cara de horror, y me encuentro a Marga y Hugo riéndose a más no poder.
¿Qué coño...? Tienen la ropa puesta y están en el suelo. No hay gemidos. Serán hijos de la gran...
- ¡PUTA MADRE HUGO! ¡HA PICADO! - Dice Marga con el poco aire que le dejan las carcajadas.
- ¡Te dije que es una inocente! ¡TE LO DIJE! - Añade Hugo.
Mi primera reacción es ir hacia ellos y matarlos, pero a medio camino una segunda opción llega a mi cabeza, más poderosa que la primera. Me tiro en el suelo riendo a carcajada pura.
- ¡Sois unos cabrones! ¡Casi me traumatizais! ¡Cochinos!
- ¡Santísima mierda! ¡Eres tan inocente!
Entonces entra Manuel, mi otro mejor amigo. Manuel es alto, delgado, con ojos color miel y una manera de vestir que a mí, personalmente, me encanta. Él y yo somos amigos desde los 3 años, por lo que lleva unos 16 o 17 aguantándome.
- No me jodas que le habéis hecho otra broma y ha picado...—Dice Manuel.
Ellos asienten y Manuel niega con la cabeza, riendo levemente.
- Venga, culogordos, vamos a encargar esos billetes de avión. —Dice sonriendo— Y dejad a la pobre inocente esta que ya sabéis que cualquier día puede vengarse.
Miro a Marga y a Hugo corroborando lo que Manuel había dicho. Algún día me vengaria de ellos, sin duda.
- Que se vengue, que igual vuelve a suceder lo de la tarta otra vez. —Se mofa Marga.
- ¿Es que nunca vais a olvidar eso?
- Nunca. —Dicen mis tres amigos al unísono.
- Agh, os odio. —Contesto.— Vamos Pingu —Así es como llamo a Marga— Tenemos que vestirnos para buscar esos billetes de avión.
Una vez en nuestra habitación, abrimos los armarios y nos disponemos a ayudarnos mutuamente.
- Oh mierda, Marga, déjame ese jersey, el amarillo, por favorrrrrrrrr. —Suplico.
- Te va a quedar grande, lo sabes,
- ¡No es mi culpa no tener tetas! ¿Vale?
- Ni la mía tenerlas, ¡Que te jodan genética!
De todos modos acabó dejándome el jersey que, aunque me queda algo flojo en la zona del pecho y un poco grande, pongo de todos modos.
Me gusta mucho el color del jersey, es amarillo clarito y realmente me queda bien porque estoy bastante morena. Supongo que es obvio que es un jersey de verano, ya que es en la época en la que estamos.
Me puse un vaquero corto con un cinturón marrón y metí un lado del jersey por dentro del mismo. Añadí unas converse blancas, me peiné un poco y en cuestión de segundos estaba lista.
Cuando me asomo al baño veo que Marga se está maquillando.
- Maldita bastarda, estás guapa aunque no te maquilles, así que deja eso y mueve tu culo gordo hasta la puerta, que llegaremos tarde y no habrá vuelos.
- Eh, ¡Mi culo no es gordo! — Es la única respuesta que recibo de ella.
- ¡Está bien, pero apura!
- Voy, voy — Vocifera ella.
En apenas una hora estamos de camino al aeropuerto, al que llegamos a grito de "Que viva nuestro conductor, conductor, conductor"
Manuel, harto de conducir y aguantarnos, frena bruscamente y yo me golpeo la cabeza con el asiento delantero. Suelto un quejido.
- Infantiles. — Susurra.
Ninguno de los tres; ni Hugo, ni Marga, ni yo, hace caso a Manuel. Los tres sabemos cómo es cuando se estresa.
A los quince minutos, Manuel está corriendo, bailando y cantando mientras arrastra mi maleta por el aeropuerto, atrayendo la atención de la gente.
Hugo y Marga susurran al unísono "No lo conzoco, no es nada mío."
Me uno alegremente a Manuel y escucho como ahora dicen "No los conozco, no son nada mío."
Río.
Estoy ansiosa, este viaje a va a ser, definitivamente, lo mejor que me ha pasado.
Irlanda, allá vamos.
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Segundo capitulillo.
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Chausssssss