Estoy recostado contra una pared de un callejón, aprovechando la lluvia para disfrazar las lágrimas que caen de mis ojos, por culpa del la tristeza que me consume como la oscuridad a la noche, viendo de reojo como se esparce un tono rojizo por el suelo.
Hay que iniciar esta historia tomando en cuenta a un chico como punto central, ese chico no es nada especial ya que es como cualquier otro del mundo.
El vivía en un apartamento solo, asistía al colegio como cualquier otro chico de su edad, era un aficionado a los videojuegos y le gustaba escapar del encierro de su mente escuchando musica.
Un día el chico iba de regreso para el apartamento con su comida un una bolsa y su mochila al hombro, cuando de repente se abre un extraño agujeró no mas grande que una puerta, como un portal el cual empieza a succionar todo con una gran fuerza, el chico empieza a ser arrastrado hacia su centro, el desesperado intenta huir corriendo pero se cae.
Intenta aferrarse a algo cercano pero no hay nada, el se voltea e intenta hundir sus uñas en el suelo pero no puede ya que es asfaltó lo que esta debajo de el y como en una película de terror el es arrastrado dejando una marca de con sus uñas en el suelo.
Y después de unos segundos de haber absorbido al joven, se cierra sin dejar un mínimo rastro de si.